Viene variado el tema.
El Premio Nacional de Poesía se lo llevó nada más y nada
menos que Antonio Carvajal, uno de los mejores representantes de la poesía más conservadora
que existe en la actualidad. Cuando un señor ha pasado su vida contando
sílabas y diciendo como deben ser contadas sin aportar ninguna evolución digna
de mención a la prosodia, y cuando su poesía es un vergel (¿?) de lugares
comunes, no podemos dejar de preguntarnos qué ha llevado al jurado, lleno de
desconocidos pero con la presencia del compañero y antiguo Secretario de Estado de Cultura
de Aznar, a otorgar el premio a Carvajal. Si los gobiernos del PSOE premian a
poetas cercanos a su partido pero, en general, poetas de calidad, los gobiernos
del PP premian en ocasiones a poetas cuya calidad literaria, y capacidad para
soportar el paso de los años, es muy discutible (también con alguna excepción).
De cualquier manera, darle el premio a Carvajal, un premio que parece a toda
una carrera más que a un libro, parece una broma. La selección del festival
Cosmopoética de este año, en la que la sección Loewe realizó un casposo
homenaje a la poesía de los novísimos, ya anticipaba por donde vendría el
premio este año. No sabemos si caeremos más bajo en este premio pero el listón
ha quedado por los suelos. Enhorabuena.
Lo que nos lleva directamente al caso Javier Marías, al que
algunos han criticado porque, en su opinión, dejaba en mal lugar a todos
aquellos escritores que sí habían aceptado el premio. Hace bien Marías en no
aceptar el Nacional. Resulta anacrónico que papá Estado, además de usar
nuestros impuestos para reflotar las cajas de ahorro que nuestros políticos han
quebrado, nos diga y señale cuál es el mejor libro del año (o el mejor cómic, o
lo que sea). Dado que el número de categorías aumenta cada año acabaremos con
el Premio Nacional al Mejor Polvo o al Mejor Robo de Guante Blanco. Aunque los
premios no los inventara Franco, todo tiene un poso tan antiguo que lo extraño
es que no haya muchos más autores que rechacen participar en una pantomima que
van tan en contra de la independencia del artista. Quizá si el premio no
conllevara unos miles de euros, todo sería más fácil. Pero si en ese caso
habría más premiados que rechazaran el galardón, ¿no está comprando el premio,
en cierta forma, a los autores? Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Eso sí, resulta asfixiante el uso comercial que algunos premiados hacen del premio,
como si fuera una especie de nuevo título nobiliario que figura en todas sus
actuaciones y bolos.
En donde no nos parece coherente Marías es en la aceptación
de premios privados. Aunque las razones sean distintas, ¿qué le lleva a pensar
que un premio privado español es más limpio que un premio público? Pongamos un
ejemplo que nos ha llegado gracias a una amable lectora.
Los Premios de la Crítica, hoy va de mayúsculas, son unos
premios que la Asociación Española de Críticos Literarios creó en 1956 (no hace
falta recordar quién gobernaba España en esa época). Nuestra única pega con
respecto a esos premios es que se autodenominen “Premios de la Crítica”, cuando
en realidad son unos premios que otorga una asociación determinada de críticos
literarios. Llamarlos “de la crítica” resulta algo ambicioso y pontificio por
ese carácter universalizador que da el artículo.
Con los años han ido surgiendo
reinos de taifas en las Comunidades
Autónomas, que han creado sus propios premios, siendo normal que el
premiado otorgue prestigio al premio y no al revés. De las últimas CC.AA en
incorporarse fue Madrid, a través de una desconocida AMECL (Asociación
Madrileña de Escritores y Críticos Literarios). Y atención porque la
información no tiene desperdicio. Esta asociación se crea por la voluntad e iniciativa de
dos compañeros de colegio de pago (cosa muy libre de hacer como recalcan los
responsables de educación peperos). Ambos señores tienen, a su vez, dos editoriales
en las que los autores deben pagar por publicar sus libros: una es el Grupo
Editorial Pérez-Ayala (Poesía eres tú, Ediciones Rilke) y la otra Ediciones Vitruvio.
La página web de la AMECL conecta desde hace años con la del Grupo Editorial
mencionado (o más bien a la inversa). La Asociación tiene como domicilio social
una amplia vivienda en Doctor Fleming, Madrid, que a su vez es el domicilio del
dueño del Grupo Editorial Pérez-Ayala. En 2008, el primer año de actividad, los
premios se dieron a través de otra asociación que inauguraron estos señores
junto con algún otro editor que pasaba por allí, Asociación de Editores de
Poesía, y concedió el premio a un libro de la editorial Vitruvio. En el año
2009, con la entrada de Chus Visor en la Asociación de Editores, el premio fue
para un libro de Visor, claro. En el año 2010, atención, el premio fue para el
dueño de Ediciones Vitruvio, Pablo Méndez, por un libro publicado, atención de
nuevo, por el Grupo Editorial Pérez Ayala. Muy bien. Y en el año 2011 el premio
ha recaído de nuevo en un libro de ediciones Vitruvio. Es decir, que de cuatro
premios, tres van a la casa de uno de los fundadores, que imaginamos utilizará
esos premios para la legítima promoción de su negocio. No hay nada ilegal en
esto, dado que es una asociación privada, pero sí que resulta un esperpento, especialmente
cuando se lee la biografía o la página wiki de alguno de estos autores, y se
lee: Premio de la Crítica Madrileña. Guauu. ¿Qué crítica? ¿Qué críticos?
Cada año, además del “Premio de la Crítica Madrileña”, esta
nueva asociación concede un premio de narrativa. Pues bien, este año el premio
ha ido a parar, cosas del destino, a Javier Marías (Almudena Grandes, la
mujercísima, lo ganó el pasado año). Javier, si está usted leyendo esto o
alguien se lo manda, ¿nos puede explicar qué sentido tiene aceptar este premio
de una asociación de críticos que no tiene críticos reconocidos, y cuyos
jurados deben ser muy secretos porque nunca aparecen, y no aceptar el Premio
Nacional? ¿No le saldría más rentable rechazar directamente cualquier premio
que le den en nuestro querido país? Y puestos a preguntar, ¿qué hace la
Asociación de Críticos Literarios para evitar hechos de este tipo, si es que puede hacer algo? ¿Por qué no crear el Premio de la Crítica de la Crítica?
También fue previsible el premio Cervantes para Caballero
Bonald. A este colectivo Bonald le gusta bastante más en otras facetas de la
literatura que en poesía, en donde se ahoga en su propio barroquismo, incapaz
de evolucionar. El carácter en parte provinciano del premio se realza cuando
miramos a la otra orilla del Atlántico y vemos quiénes podrían haberlo
obtenido. Resulta estúpido que año sí año no, en el mejor de los casos, el
premio lo tenga que ganar un español, cuando la lista de escritores
latinoamericanos quintuplica el número de escritores españoles. Es como si el
que paga una cena se escoge la mitad de la cena y reparte el resto entre seis
comensales. De los 38 premios concedidos, 20 han ido a parar a España. Dejemos
ya la colonización y si queremos que España tenga un premio literario de
prestigio, cosa que hasta ahora no hemos logrado ni con el Cervantes ni con el
Príncipe de Asturias, mejoremos la calidad del jurado, convirtámoslo en un
jurado realmente internacional, despolitizado, y dejemos los amiguismos para
otros menesteres.
Y para terminar, unas breves palabras para los Premios de
Tren. Efectivamente, el famoso trenecito es lo que parecen hacer los discípulos
y cachorros de Chus Visor. Observen la lista de ganadores del premio:
Fernando Valverde Rodríguez, El viaje del mundo (2012)
Raquel Lanseros, Cayo Hueso - Dublín (2011)
Felipe Benítez Reyes, Ciudades del sueño (2010)
Jorge Galán, Los trenes en la niebla (2009)
Marco Antonio Campos, Aquellas cartas (2008)
Alvaro Salvador, Estación de Servicio III (2007)
Antonio Lucas, En andenes que no existen (2006)
Javier Lorenzo
Candel, La tierra que persigue (2005)
Benjamín Prado
Rodríguez, Ecosistema (2004)
Carlos Marzal,
Catedral de inquietud (2003)
Vicente Gallego,
Estación de paso (2002)
Y ojo que los premios no sólo se otorgan en poesía. Mirando
la lista de cuentos, vaya si son cuentos, también hay sorpresas. Y por último,
la lista de nuevos cachorros puede verse en los accésit. Si los señores con
accésit se agachan lo suficiente podrán contar con el dinero contante y sonante
del erario público en nuevos eventos. La lista completa de vagones en esta
dirección:
Felices vacaciones, Navidad o lo que ustedes celebren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario