sábado, 21 de junio de 2008

Goethe. Elegías romanas. Hiperión. Tercera semana de junio de 2008. El Cultural


Una reseña de poesía esta semana en El Cultural. El libro es "Elegías romanas", de Johann Wolfgang von Goethe. Publica Hiperión y traduce el propio editor, Jesús Munárriz, en la que es su segunda versión de este libro, con cuya primera traducción el propio Jesús admite que no se quedó contento. Por cierto, deseamos a Jesús un pronto y muy duradero reestablecimiento.

La crítica está firmada por Antonio Colinas, que ésta vez se queda demasiado en lo descriptivo y apenas entra en el texto, dando detalles que ya habíamos leído en el prólogo. Sobre su objetividad con Hiperión, a la hora tanto de elegir publicar esta reseña de un libro ya editado como de la propia reseña, suponemos que estará aproximadamente a la altura de la nuestra: 4 /10

La traducción de Jesús, buena.

Recordamos que hace poco recibimos un correo que de alguna manera nos venía a decir que era fácil "meterse" con los poetas de ahora, en concreto hablaba de nuestra crítica de Ada Salas, que no fue precisamente negativa, pero que habría que vernos con un clásico. Bueno, pues ya ves querida lectora que tus deseos se han cumplido.

Las "Elegías Romanas" constituyen un poemario de 24 poemas que narran en parte la experiencia de Goethe en su anhelado viaje a Italia entre 1786 y 1788. Cuando el poeta alemán visita Italia, ya había publicado su "Werther" y era probablemente el escritor más conocido de Europa, y quizás el que contaba con el mejor mecenazgo, el del entonces casi adolescente gran duque Carlos Augusto de Sajonia-Weimar-Eisenach. De su estancia en Italia también saldrían las "Elegías venecianas" y el diario de viajes "Italienische Reise".

Goethe llegó a Italia con un hambre desmesurada tanto de clasicismo como de vida. Su estancia en las gris Weimar le hizo que quizás su viaje a Italia fuera realizado con la mayor de las pasiones. El mismo recuerda su estancia en Weimar de esta manera al comenzar el poema VII:

"¡Oh qué feliz me siento aquí en Roma! Me acuerdo de cuando
el día gris me cercaba a traición en el Norte,
cuando el cielo opaco y pesado se hundía sobre mi cráneo..."

Estamos ante un libro no culturalista como dice Colinas, barriendo para casa, sino plenamente neoclásico, como respuesta propia del poeta a su "Werther" y al significado que tuvo esta obra en el movimiento romántico europeo. La métrica utilizada, una adaptación del hexámetro y pentámetro latinos al idioma alemán con una fortuna irregular, y las clarísimas referencias a los tres poetas elegíacos por excelencia, Tibulo, Propercio y Catulo, además de alguna referencia ovidiana, y frecuentes preguntas retóricas enumerando a dioses, convierten al libro en un ejemplo de neoclasicismo. El mismo habla de la métrica en dos partes del poemario:

"y han contado con mimo en su espalda latinos hexámetros"

"A ti, hexámetro, a ti, pentámetro, confiado os sea
cómo me alegra de día, qué feliz me hace de noche"

Ya en el primer poema, con ecos ovidiano, el poeta nos cuenta que "Aún contemplo palacios, iglesias, ruinas, columnas.../ ¡Pero esto pasará pronto! ¡Luego será sólo un templo, / el templo de Amor."

Dicho y hecho, ya en el segundo poema el poeta ha encontrado amante y habla de "mi amada". Dice de ella, con una cierta ironía respecto al dinero que de nuevo remite a Ovidio:

"le alegra que no escatime el oro...
Mejor servida está ahora su mesa; ni le faltan vestidos
ni un coche le falta que la lleve a la ópera"

El poema III también es importante en este libro, en primer lugar porque introduce el tema del sexo por primera vez ("¡No te pese querida habérteme entregado tan pronto!"), y en segundo lugar, porque a la manera de los clásicos, razona y ejemplifica utilizando como base la mitologia
clásica.

Dentro de los rasgos de este Goethe italianizado, otra de sus características importantes es su paganismo, paganismo que escribe expresamente en el poema IV:

"Devotos somos los amantes, rendimos tácito culto a todo demonio,
pretendemos que nos sean propicios cada dios, cada diosa."

Y otra de las características que lo emparente con los clásicos latinos es el sentido del humor, y la propia ironía. Y así, cuando habla en el poema V (cuya nota se ha pasado por error al poema 6 en esta edición) de que el amor le quita tiempo para ilustrarse, él mismo se responde:

"¿Y no aprendo acaso a la vez que atisbo las formas
del seno gracioso, y mi mano por las caderas se mueve?"

Este sentido del humor también se ve en el siguiente poema en el reproche que la amada le hace sobre el disfraz elegido para ir a visitarla por la noche, y se verá en el conjunto del poema XVI.

"¿No has escogido por broma tú mismo un disfraz religioso?
¡Y había de ser un prelado!"

Los poemas del VIII al XI son más cortos de lo habitual en este libro. El IX es un canto puro al amor y el X una comparación del amor frente al dinero y el poder, cosas a las que nunca renunció el escritor, que de nuevo remite a los clásicos. El XI contiene una sútil referencia a Príapo, acompañada de una nota que de nuevo se ha colado en el siguiente poema.

El tono elevado de canto al amor no cesa en el poema XII: "Pues dos amantes son ellos solos todo un pueblo reunido", ni tampoco en el siguiente la referencia al pasado como base de la que se nutre el poeta, no sólo desde el punto de vista literaria sino también vital:

"¡Vive feliz y así en ti la antiguedad vivirá!"

En el poema XV de nuevo una referencia clásica, que incluso nuestros propios escritores del barroco imitaron, cuando pretenden que el tiempo se acelere para encontrarse con la amada:

"¡Qué lejos queda la noche! ¡Aún cuatro horas de espera!"

En XVIII el poeta se separa del canallesco Ovidio, para hablar de una fidelidad en el amor, que obviamente el poeta no llevó a la práctica durante su estancia italiana:

"...a quien es fiel le guarda idéntica fidelidad..
La juventud impulsiva prefiere seductores obstáculos; yo,
de un bien seguro disfrutar mucho tiempo tranquilo"

Tras un clásico enfrentamiento entre la Fama y el Amor, llegan los cuatro últimos poemas, censurados en una época muy concreta, a pesar de que comparados con otros textos clásicos, podríamos hablar del genial Aristófanes, la sexualidad es bastante comedida.

El poema XXI contiene un rechazo clásico a la riqueza y termina con este verso más tierno que escandaloso:

"Nos divierten las alegrías del auténtico amor desnudo
y el sonido chirriante, armonioso, de la cama que traquetea".

Al poema XX, una reflexión en clave simbólica de las enfermedades venéreas, le sigue un poema que termina con una referencia a Marcial que el propio traductor anota, y termina el poemario en su poema XXIV, aquí ya claramente mucho más atrevido, con el discurso de un dios de la fecundidad, Príapo, que termina catuliano o aristofiano, lo que se prefiera:

"Por eso también a ti te ha de rebosar desde el centro medio pie de largo
la espléndida verga cuando a la amada le ofrezcas,
y no ha de cansarte el miembro hasta que de las doce
posturas que Fileno con arte ideó disfrutéis."

"Elegías romanas" es un poemario divertido, interesante en su visita al mundo clásico, pero para nosotros no pasa de ser un excelente y jovial ejercicio de recreación y copia de los tres elegíacos clásicos italianos, con algún añadido ovidiano o de otras fuentes ya comentadas. Goethe era un enorme escritor e incluso cuando imitaba, o casi copiaba, lo hacía muy bien. Pero evidentemente "Elegías romanas" es una obra menor dentro del complejo universo literario de este genio, cuya culminación es quizás la primera obra posmoderna de la historia de la literatura. Su brutal, genial, eterno y extraordinario "Fausto".

Valoración de "Elegías romanas": 7,5 / 10

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Curiosamente, Borges aseguraba que el "Fausto" era un error de Goethe y se quedaba con las Elegías romanas...

Buena ocasión para repasar a un clásico (signifique esto lo que quiera significar).

Babalea sigue en barbecho; es que son agricultores y saben que tras quemar los rastrojos hay que dejar que la tierre se recupere...

Anónimo dijo...

Pues humildemente pienso que el nombre de Goethe ha pesado enormemente en la nota final, que debería ser sustancialmente inferior en un libro, para mí, claramente menor. Los versos, que están disponibles también en la red, me parecen más un pastiche que una obra literaria original de un señor de la inteligencia y capacidad de Goethe. Muchísimo mejores son los originales elegíacos, especialmente Catulo y Propercio. Sin entrar en la cuarta dimensión de Ovidio. Así que discrepo de los addison y de Borges sobre este librito y, eso sí, me quedo con Fausto como lectura imprescindible, y, de acuerdo, eterna.

Anónimo dijo...

Bueno, al menos Babelia trae un artículo de Chantal que me imagino que te interesara, anonimito.

http://www.elpais.com/articulo/semana/Poesia/pensamiento/elpepuculbab/20080621elpbabese_1/Tes/

Estoy bastante de acuerdo con Helena. No sé exactamente qué razones apartaron a Borges del Fausto, para mí un poemario mucho más que una tragedia, pero no estaría mal leerlas, aunque reconozco que los gustos borgianos no son exactamente los míos.

Y este libro, efectivamente está bien escrito, cómo no, pero es un Goethe poco interesante para mi gusto personal. A lo mejor mejora en alemán pero me quedo tanto con el Goethe novelista de Las Afinidades Electivas y Los años de peregrinaje de Wilhelm Meister como, por supuesto, con Fausto como una de las cumbres de la literatura de todos los tiempos.

Anónimo dijo...

Gracias, Jordi por el artículo, casi se me escapa. Y por si te interesa seguir en la misma línea, los mismos temas del artículo que me envías se tratan aquí, en vídeo, por extenso; es muy interesante y aparece por ahí, citado, nuestro querido Adonis (y una serie de animalillos poemáticos):

http://www.cccb.org/ca/arxiu_multimedia?fc=63;sn=5

Borges dijo esto sobre Goethe en aquellas famosas entrevistas A Fondo, de finales de los setenta. Pero no explicó bien, creo recordar, las razones de su desafección hacia el Fausto. Más bien creo que le gustaban más las Elegías romanas porque, junto a la lectura de Heine, fue su introducción a la poesía y, sobre todo, a la lengua alemana (que hizo de forma autodidacta con la ayuda de un diccionario siendo adolescente). De todos modos, viendo la nómina de autores predilectos de Borges, es normal que Fausto le pareciera un libro farragoso, poco conciso y que no acertaba a trasladar un símbolo universal fácilmente reconocible. Modestamente, tampoco comparto el criterio de Borges en este aspecto.

También tiendo a creer que, de no haber sido Goethe y tratarse de un autor contemporáneo, y más si fuera español, el libro se habría quedado en un 6. Aun así, lo repasaré con interés.

Y ya que hablamos de clásicos se me está antojando releer la Enedia en la versión de Cátedra (aquella cuya traduccion fue obra de un monje cuyo nombre no recuerdo pero que le llevó casi toda la vida rematar). Sí, Virgilio, esa joven promesa que empieza a sonar... :)

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias por el enlace. Buenísimo.

¿Virgilio u Ovidio? Yo me quedo con Ovidio de largo, por canalla y por original, pero vaya parejita de monstruos.

Anónimo dijo...

Objetividad de Colinas con Hiperión: 0/0

¿Y cómo sabemos que esta traducción es la buena? ¿Dentro de tres años el señor Munárriz nos ofrecerá su tercera versión del copy/paste de Goethe?

¿Y toda la poesía que se está publicando ahora mismo dónde coño va? ¿A la papelera posmoderna del director de Babelia? ¿Reciclaje para los neocons de Sogecable?

Pan + circo = 400 euros (no para los mileuristas ni parados) divididos en nosécuantaspagas + furgol en la 4. Esto también es neoclasicismo, ¿no?

Idiotizando que es gerundio. Porque en el participio ya no caben.

Puedo vomitar más alto pero no más claro.

Anónimo dijo...

Joan: cada día estás más sublevado. Y no te falta razón. Lo único que me consuela es pensar que en estos momentos Acebes podría ser ministro del Ministerio de Asuntos Visibles, y Zaplana del de Asuntos Invisibles, y esa ecuación sería irreductible y poco habitable en principio...

Los 400 euros que dices, como buen mileurista tampoco los cobraré. El "Furgol" por suerte (supongo) no me gusta, así que eso que me ahorro.

Y como eres una persona completamente curva, aquí va para ti el célebre poema de Lizano. Sonríe, hombre:

Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas

A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.

NB: los que no son ni rectos ni curvos sino simplemente torcidos o mellados tienen (tenemos) un problema... u otros poetas, claro :)

Anónimo dijo...

Sólo los niños y los borrachos decimos verdaderamente lo que sentimos, ¿no?

Gracias por el poema, amigo.

Anónimo dijo...

Eres un hacha, Joan. Y tienes razón creo que en todo, especialmente en el silencio brutal a todo lo que se está publicando en estos momentos. Yo sí que he dejado de comprar El País, no como el poeta que escribió este título y luego puso una nota pequeña diciendo que por supuesto que lo seguía comprando. Menudo atrevimiento.

Elegías Romanas no pasa de ser un ejercicio de copia de un alumno aventajado y genial como era Goethe. Pero no es copia de Virgilio con su Eneida, donde innova en muchos campos. Aquí es una simple copia de temas y formas sin mayor interés. Entiendo que la nota alta es porque está muy bien escrita, y por el peso del apellido, no por el valor del libro.

¿Por qué no pedimos la jubilación anticipada de algunos críticos?

Anónimo dijo...

Yo no recuerdo dos fines de semana seguidos en los que Babelia no haya escrito ni una sola reseña de poesía. Quizás sea el momento de alternar con ABC, admito que los críticos de este medio suelen ser extraordinariamente conservadores en sus gustos poéticos, pero al menos tendremos todos más "chicha" que morder.

Anónimo dijo...

Me apunto al consejo. No se puede depender por más tiempo de Babelia

Anónimo dijo...

O quizás sea el momento de hacer crítica de libros interesantes y dejar de seguir tan de cerca los mal llamados culturales.

Anónimo dijo...

Se repite el estribillo de aquel "malos tiempos para la lírica" de golpes bajos. Tampoco es que sean muy buenos para la música, que digamos.

Está claro que cuando Babelia cambio de formato lo hacía a conciencia y desde el primer momento se vio que la poesía pasaba a ser lo último. Ellos sabrán.

Enrique Baltanás dijo...

Una cosa que le falta a la reseña de AC es que no compara con otras versiones españolas de las "Elegías romanas".
Yo quiero hacer la apología pro domo sua y citar la que hice en Poemas del amor y del conocimiento: http://www.libros.casadellibro.es/obra/goethe/poemas-del-amor-y-del-conocimiento-ed-bilinge-espaol-aleman-2900001100695.htm

Anónimo dijo...

Hola Addison, ¿por qué no aceptáis críticas anónimas de libros alternativos y publicáis sólo aquéllas que os interesen? Seguir los culturales es necesario, pero estoy de acuerdo con anónima: no son lo único y al final redundamos en los mismos. Un abrazo grande

Anónimo dijo...

Extraordinaria versión la que hiciste, Enrique, sin duda. Enhorabuena atrasada.

¿Nos podrías poner al día de poesía alemana contemporánea? Un cordial saludo

Addison de Witt dijo...

Gracias a todos, como siempre, por vuestra participación.

Meditaremos seriamente lo que comentáis pero alguien tiene que decir lo que piensa de libros como el de Antonio Colinas, Vicente Gallego o similares. Si no, estaríamos de nuevo en el pensamiento único.

Pero tenéis razón en lo que decís y veremos como conseguimos cuadrar el círculo.

Muchas gracias a todos