martes, 14 de octubre de 2008

Desalojos, por Miriam Reyes. Edita Hiperión. Reseña Francisco Díaz de Castro

Hola a todos,

Esta semana toca algo, a priori, bastante distinto a la sobrecargada poesía que veníamos contracriticando las últimas semanas. La reseña la realizó Francisco Díaz de Castro. Ignoramos por completo la objetividad que, a priori, tiene el crítico en esta reseña. En nuestro caso no hay conflictos de objetividad.

En cualquier caso, muy objetivo no parece el señor de Castro en la reseña que escribe. O eso, o tiene una versión distinta del delgado libro que tenemos nosotros. Lo que el llama "constantes hallazgos expresivos, imágenes sensoriales de gran plasticidad" no lo vemos por ningún sitio. Tampoco vemos el "dominio expresivo y la inteligencia compositiva de una autora." En lo único que estamos de acuerdo es que, efectivamente, el libro no es pretencioso, nada como no correr riesgos, y que hay un claro "desbordamiento emocional" por parte de la escritora. Corregimos por tanto nuestra nota de objetividad del crítico basándonos en los hallazgos que somos incapaces de encontrar:

Valoración de la objetividad del crítico en este caso en nuestra opinión: 4 / 10

Efectivamente el libro es fundamentalmente, como sí dice Francisco, una descripción de lo algunos hechos que ocurren tras la muerte de una persona cercana, la abuela en este caso, del sujeto que escribe. El libro se divide en dos partes sin título. Tampoco aparecen titulados los poemas.

En el primer poema se puede adivinar lo que va a ser el conjunto del libro. Por un lado, el poema tiene un componente narrativo importante, y cada nuevo poema va a suponer un paso más en el proceso de llegada, velo y entierro del familiar. Hay por tanto una organización cronológica de los poemas, que en realidad son distintas parte de uno solo.

El verso es libre en buena parte, y el ritmo se resiente en bastantes ocasiones. Falta técnica rítmica en la composición del verso y en el encabalgamiento del mismo, totalmente predecible. Algún detalle como la ausencia de comas en determinados puntos parece más gratuito que necesario. Lo que podría denominarse, a este respecto, un estilo impostado.

Desde el punto de vista retórico, la poeta utiliza un lenguaje desnudo y sencillo en general, aunque, llevando la contraria de nuevo al crítico, sí que hay varios intentos de usar un lenguaje más retórico en varias ocasiones, pero de nuevo la técnica, o el talento, fallan: "Balanceo la cabeza sin fuerzas / como un péndulo a punto de detenerse", "Como un racimo de uvas nos fuimos desgranando", "con las manos extendidas / tan suaves como pétalos", "La primera pelea empezó justo después de que archivaran tu cuerpo / como un caso cerrado", "Una habitación brillante y vacía / como una página en blanco".

El detallismo que menciona el crítico apenas surge en todo el poemario. Y es una pena porque en los escasísimos sitios donde surge, en especial en el segundo poema, cuando Miriam escribe "sujetándonos de alguna manera / para no caer contra el cristal / que ya empieza a empañarse por los bordes", es donde encontramos los pocos momentos poéticos del libro.

Si el poemario falla en lo técnico, la pregunta es, si a pesar de esto, el dolor o la aflicción ante la muerte logra conmover o transmitir algún mensaje poético. Lo cierto es que no. Leemos el poemario con indiferencia a pesar de los esfuerzos del sujeto poético para que compartamos su dolor, llegando a un elevado agonismo y patetismo en momentos concretos ("se empaña contra el frío y la putrefacción de la carne", "¿Sentirán los insectos la llamada de tu cuerpo / rebosando cavidades y poros / mojándote el vestido?, "Rezo a las larvas que coman tus entrañas").

La segunda parte, como acertádamente comenta el crítico, no añade gran cosa. No entendemos que califique los poemas como crípticos, sin embargo. ¿Cómo calificaría entonces a Ashbery? A pesar de todo, el poema que comienza con el verso "¿Vas a enseñarme a vivir" está muy por encima de la media del poemario.

"Desalojos" es un libro prescindible. Técnicamente muestra las limitaciones de la poeta, casi narradora en este caso, y temáticamente no sólo no aporta nada nuevo, algo difícil por lo que parece, sino que ni siquiera llega a transmitar algo de poesía en un tema que se lo ponía fácil sin caer en lo exageradamente emocional o en lo directamente agónico.

Valoración del libro "Desalojos": 3,5 / 10