Esta semana una sola crítica de poesía en Babelia. Triste.
La crítica la realiza Luis Antonio de Villena sobre el libro de Jorge Riechmann "Conversaciones entre alquimistas".
Luis Antonio creemos que no tiene los criterios de objetividad necesarios para esta crítica, como el mismo constata al final de la misma, en un ejercicio de autocomplacencia que sólo Luis Antonio es capaz de realizar, cuando recuerda la presencia del autor en una de sus múltiples y amigables antologías que este hombre ha realizado.
Objetividad del crítico sobre el libro en este caso: 4 /10
No tenemos problemas de objetividad en este caso: 7 / 10
Empieza"Conversaciones entre alquimistas" con uno de los mejores poemas del libro, escrito por Juan Carlos Mestre y dedicado a Jorge. El triángulo se cerrará más tarde con dos poemas dedicados a Gamoneda, aunque a nivel de dedicatorias el libro se parece más a un poliedro.
Comienza el poemario con un poema sin título de corte surrealista en el que se nos anuncia que el alquimista ya puede hablar. A partir de ahí el libro se divide en tres partes.
La primera lleva por nombre "La alegría de no tener". Comienza con dos poemas cortos, atípicos a lo largo del poemario, en especial el segundo, profundamente marcado por el esencialismo. Cada poema es un salto semántico y de plano y un mundo en sí mismo que hace difícil hacer una valoración del conjunto dado que estilo y temática van de un lado a otro predominando en general el tono reflexivo. El nivel de los poemas va ascendiendo a partir de "No hay oro en las muelas del alquimista", basado en el tópico de que los contrarios se acercan, o se rozan. "Más cera de la que arde" ya nos acerca al mejor Jorge, al plenamente lírico, que se basa en imágenes poderosas, en un hábil manejo del léxico y un final muy cuidado. Casi el mismo nivel se logra en el siguiente poema, "Conversación" y de alguna manera nos damos cuenta de que estamos en uno de los mejores momentos del libro, "un oasis para los significantes sin referencia" y un cielo convertido, para quienes murieron de hambre, en una suntuosa "zapatería chocolatería". En este poema, además, el poeta incluye el concepto de "hombre de la inminencia" que utilizará más tarde. El siguiente poema, "El hechicero de la cueva de Chauvet" es otro de los mejores poemas del libro, en donde Jorge consigue realmente hechizar introduciendo hábilmente referencias culturalistas, irracionalismo y, sobre todo, poesía que transciende. Un poco más adelante, en "Derelicción del contexto" nos encontramos uno de los problemas del libro. El poema, como otros más adelante, se apoya en una idea sobre la cual se ha escrito multitud de poemas y ensayos, y el poeta no logra aportar nada original al tema. Ocurre lo mismo con otro poema de esta primera parte: "Allora siamo a un bivio". En "Acertijo para tontos" el poeta nos da su propia definición de poesía: "almanaque de debilidades que sin embargo acumula energía". "Situación" nos hace un breve pero lírico análisis metapoético. Y en "La velada del cazador" Jorge saca ligeramente a relucir un sentido del humor que quizás podría usar con mayor frecuencia.
Otro de los problemas que saldrán en mayor medida en otras partes lo podemos ver en "Oh padre que conservas...". Jorge se introduce en lo que podríamos calificar como una poesía más cercana a lo que se entiende por poesía de la experiencia y demuestra que el poeta se mueve mejor en el terreno de la abstracción intelectual que en el elegíaco. Pero quizás el problema fundamental, que apenas se atisba aquí pero que saldrá a relucir más adelante, es el ritmo poético. El ritmo deja de funcionar, se hace prosaico, y el poeta comienza a abusar de la anáfora como ya había hecho en "Buscando la verdad en libros de segunda mano".
Un ejemplo de los muchos, que incluimos porque era un verso destacado como bueno por Ainhoa en la crítica de El Cultural: "pero al menos no habremos dejado pasar ni un solo paralogismo". Solo la sustitución de paralogismo por sofisma mejoraría no sólo el ritmo sin que además sería más acertado (salvo que el poeta crea también en la bondad de los razonadores de la falsedad).
El panegírico como poema, en este caso a Gamoneda, tampoco es un terreno en el que Jorge se mueva cómodo ("Miel de vértigo" es el título del poema). Termina la primera parte con un nuevo poema de corte esencialista, que viene a dar un respiro a unas páginas excesivamente cargadas de letras.
La segunda parte, "Contra la ley de los grandes números" es la más larga y en ella encontramos una buena muestra de lo que Jorge es: un magnífico poeta en ocasiones y un no-poeta en otra, un ensayista, con escasos términos medios. Comienza esta segunda parte con "Hervor del tiempo", que sería uno de esos escasos poemas que se ubican en el medio. En un mismo poema, surrealismo ("Cantan los gallos desde el interior de los ataúdes"), surrealismo sucio ("El castillo de marfil con torres de mierda"), algún ligero toque social, brusquedad rítmica agravada por el abuso de sobreesdrújulas..."La libertad arrancada" presenta enumeraciones de frases completas e incide en problemas de ritmo como atestigua el final del poema ("pero al menos no habremos dejado pasar ni un sólo paralogismo"). En "Antropófugos" aparece la Máquina, como otro de los sustantivos claves del poemario, que sube de nivel con "Yo también conozco ese dolor", en donde una canción nos lleva a un poema intenso, delicado, de gran altura poética. Brillante el encabalgamiento de: "...la corteza de un pan que resu-/miese el sabor de la vida".
A partir del siguiente poema, Jorge nos adentra en un terreno difícil, como es la poesía social, socioeconómica podríamos casi decir, en donde las intenciones son mejores que los resultados. Nos dice en uno de estos poemas: "no hay tiempo para los SOS, por eso escribimos en poemas en prosa"; cuando en realidad el poeta acaba de dejar de escribir poesía para escribir prosa, ensayo más concretamente, porque el mensaje ha podido sobre todo lo demás. Y aquí anotamos el tercer problema del poemario. Exceso de ambición temática. El poeta quiere tratar demasiados temas, está a veces muy seguro de su verdad, lo que da lugar a textos demasiado largos y a la perdida de la poesía en favor del ensayo. Los mismos defectos aparecen en "Después del vendaval", introducido por unas declaraciones de unos señores que hacen exactamente lo contrario de lo que dicen. A pesar de que a estas alturas el poemario se ha convertido en un terreno para el ensayo, nada original por otra parte, Jorge consigue con su prosa ensayística un milagro en "La belleza de la huelga general", en donde un mayor lirismo del poema lo habría convertido en un clásico. En "Filología latina" parece dar una pequeña pulla a los poetas que hablan del almendro en flor, aunque curiosamente el mismo nombrará de manera lírica a los árboles de floración temprana más adelante. El tono bajo persiste en esta parte, y algunos versos como el dedicado a Verlaine no los terminamos de entender. ¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra?. "Poética de la mosca cojonera" es un ejemplo claro de acumulación de fallos. Más que un poema, parece el discurso de un político, anaforizado, lleno de verdades absolutas, obviedades e ingenuidades. Sin poesía. El tono mejora en "Momento de parar" aunque sin llegar a los niveles alcanzados previamente. A parte de que su análisis ensayístico sea muy discutible. ¿1919 es la solución?.
Siguen a estos poemas cuatro micropoemas de un verso cada uno y uno de dos versos. Algunos utilizan tópicos tan gastados como: "Cualquier lugar puede ser un paraíso, también éste" o "somos lo que regalamos", eso sí, tratados con un cierto humor socarrón casi metafísico.
A partir de este punto, mejora la segunda parte. "Relato contra el olvido del sueño" es un excelente poema. Cuando el poeta se olvida del discurso didáctico-impositorio, vuelve la poesía. Otro buen poema es "Todos los enunciados generales son falsos", lo cual, por cierto, es un enunciado general, y además recuerda las sentencias con las que a veces suele terminar los poemas. "Diagonal de Juan Gris" es otro buen poema que sería mejor si de nuevo el poeta, que parece no tener más recursos técnicos en su prosa, no abusara de la anáfora. Y acaba la segunda parte con dos magníficos poemas, lejos de lo panfletario. Ahí, en el detalle querido Jorge, sacas la gran poesía. En "ese juego sutilísimo entre el tiempo y la eternidad que se establece en todos los jardines con surtidor".
La tercera parte se titula "Carne y palabras". En el café del primer poema deben escucharse conversaciones distintas a las del resto de cafés del mundo. Pero nos encantaría ir y descubrir a esos seres humanos bisnietos del hombre natural de Rousseau. En "Ensoñación del carterista" nos imaginamos que habla el sujeto poético porque el sintagma "las inconscientes provocadoras" suena muy muy mal. En su "Propuesta civilizadora" apostamos a que ellas salgan a cazar y luego coman fruta. También los vegetales son seres vivos, ¿no?.
En "Segunda derivada", otra vez las mujeres. ¿Cómo se distinguen las mujeres "mal amadas"?. Brillante en el final del poema pero inquietante en el discurso. "El kilo y medio de lo imprevisible" nos suena a las columnas de domingo de contraportada del diario El País, y no lo decimos con malas intenciones. Prosa a partir de un hecho real llevado al terreno del sentimiento. Tercera mención a las mujeres esta vez como "enigmáticas criaturas", que luego completará con su incapacidad para "tener infantes en brazos". Definitivamente, nos separa una generación. O dos.
Quizás el peor poema del libro, una pena por a quién va dedicado, sea "Nihilismo y baile flamenco", que nos suena vagamente a Lorca, pero como una versión no muy acertada. Más adelante, en "Voluntarismo vegetal" es curioso que la propia conclusión sea voluntariosa.
Volvemos a encontrar poesía "En Ronda", que muestra como un poco de oscuridad y de desprogramación ayudan enormemente al poeta, y sobre todo en "Don del extranjero", quizás el mejor poema del libro y por el que vale la pena la inversión de 12 euros. Extraordinario poema, con el mejor poeta, muestra del dominio del lenguaje y de su capacidad de elevación lírica. Igualmente ocurre con "Blanca vela sin nave", donde Jorge demuestra su habilidad para la elección de adjetivos. Casi un capítulo aparte merece "También por donde nadie anduvo..." en donde el poeta saca un tema nada original, no aporta nada y en otra nota de pie de página inquietante parece decir que en Rumanía estaban antes mejor. Mejor haber titulado aquel libro de ensayo "Desandar lo desandado". "Precisamente porque no hay respuestas", ¿por qué no dejar de darlas?. Termina la tercera parte con dos poemas del infrecuente término medio de este poemario.
Y finaliza el poemario con un poema final en el que fallan metáforas y ritmo combinado con un tono medio bueno.
En definitiva, encontramos en este libro las mismas virtudes y los mismos defectos que han acompañado a este poeta durante años. Por una parte, tiene brotes de talento brillantes en unos poemas, en donde se muestra hasta donde podría llegar. Por otra parte, el esfuerzo por colocarnos eslóganes y vender ideología ya vendida, la falta de ritmo poético y un exceso de narratividad, pretensiones y prosaísmo contrarrestan parte de los méritos que el talento de este poeta muestra. Además, el número de poemas brillantes es claramente inferior al de poemas "menos buenos". En resumen, algunos poemas extraordinarios pero sobra prosa, sobra el referente moral del que todo lo sabe y sobre todos ejerce su didáctica, sobran páginas y falta poesía en muchos poemas. Si el poemario tuviera 50 páginas menos sería el mejor libro de 2007 sin discusión.
A destacar también el hecho de que sea el primer libro de poesía que Jorge publica en Tusquets después de llevar años cambiando de editorial en cada libro. Parece que el poeta se estaría preparando para el logro del nacional de poesía. Los dedicados del libro podrían ayudar.
Valoración del libro "Conversaciones entre alquimistas": 6,9 /10
4 comentarios:
No se puede ser más acertado en una reseña. Es la única crítica sobre el libro de Riechmann en la que se nota que ha habido una lectura en profundidad y objetiva.
Lo cierto es que es una pena que un libro de poesía con poemas tan buenos se pierda entre mensajes de profesor de moral destinado a salvarnos a todos. Jorge acierta en los diagnósticos, no en todos, pero sus soluciones parecen peor que el original, lo cual ya es difícil. Y de todas formas, si ya escribe ensayo, ¿por qué escribir ensayo encima de los poemas?. Ni una cosa ni otra se leen bien.
A pesar de sus fallos, me parece un libro recomendable, mejor que sus últimos desde luego. No entiendo, como comenta soterradamente Addison, la manía española de dedicar poemas en cada libro a todos los colegas de generación. Es algo que no se ve en otros países, no con esa exageración, y no dice mucho en favor de nuestra manera de entender la poesía, quizás la más tribal de las que yo conozco.
Independientemente de eso, es un buen libro en un año bastante mediocre, desde mi punto de vista, para la poesía española
Si sólo fuera este año, amigo Francisco.
Entre la monterización y la narratividad moralista hay un mundo que parece que pocos quieres ver.
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