
Hola,
Revisamos la tercera semana de julio en El Cultural. Una de las dos críticas es, cómo no, para Visor. El libro se titula "Los manuscritos de un EMCEE muerto" y está escrito por Saul Williams.
La reseña la escribe Ainhoa, especialista en este tipo de aventuras. Comienza con la tontería de que Byron o William Carlos Williams serían raperos hoy en día, sorprendente ejercicio de lucidez y esoterismo. Luego llama el poeta "Borges de la negritud" lo que nos lleva a desear preguntarle a cuantos poemas negros conoce de la historia de la literatura norteamericana y/o por su conocimiento de Borges. En fin, ese tipo de cosas que producen verguenza ajena a este colectivo. Tratándose de Visor, y de esta señora:
Objetividad a priori de la crítica en nuestra opinión en este caso: 3 / 10.
Igualamos la apuesta.
Quizás la mejor forma de definir a Saul es como actor. Un actor bastante bueno. De hecho una película en la que él era protagonista, Slam, ganó el premio a la mejor película dramática en Sundance. Se le puede ver también de secundario en K-PAX.
Su buen hacer como actor, y su interés por la poesía, le llevaron a que pronto fuera conocido en los circuitos de poesía alternativa en los Estados Unidos. Aunque su poesía, en esa época, es básicamente una larga enumeración de sustantivos, la fuerza del actor en sus performance, producía la sensación de que la poesía era bastante mejor que lo que en realidad era tras ser leída. Eso, y un mensaje político cargado a la izquierda, para deleite de un público mayoritariamente negro, bastaba. Aquí podéis ver una muestra palpable de lo que decimos:
http://www.youtube.com/watch?v=jzY2-GRDiPM
El tiempo pasa y hoy en día Saul es una miniestrella del hip-hop, su música suena en los anuncios de Nike, y el mensaje izquierdista suena más a reclamo publicitario que otra cosa. Su música, que él mismo llama rap industrial, aunque él escoge como referencias a grupos infinitamente mejores como The Mars Volta o Radiohead, ha sido producida últimamente nada más y nada menos que por Trent Reznor, el mítico líder de Nine Inch Nails. La canción que escogió Nike es esta:
http://www.youtube.com/watch?v=l1llNYAlYrc
Como se puede observar, es una música basada en el estribillo, lo que lo aleja enormemente de sus supuestas influencias, y lo único que queda es un poco industrial en su hip-hop, algo que se descubrió hace más de 20 años. Como si el trip-hop no hubiera sucedido.
Como cantante de hip-hop está muy lejos de ser considerado un maestro. Mucho menos como poeta. Pero por las razones que sean su poderoso marketing ha llegado hasta aquí. Nos imaginamos por quién.
EMCEE, no traducido en el título no se sabe muy bien por qué, proviene de MC, en su origen maestro de ceremonias. En el lenguaje urbano el acrónimo ha extendido su significado desde "mic controller" (el que controla el micro) hasta "move the crowd" (el que anima a la peña). Para entendernos, y aunque no sea exacto, podríamos traducirlo por rapero.
Saul Williams por tanto crea un paralelismo con los manuscritos del mar muerto, sólo que estos, evidentemente, falsos manuscritos que Saul intenta desvelar y relatar se han encontrado en el metro, mientras el artista miraba un grafiti, no en una cueva de Oriente Medio, y han sido escritos por un MC que ha muerto. Hasta aquí lo mejor del libro: el título y la idea, que se expone en una especie de prólogo. A continuación, la parte importante del libro dividada en siete largos poemas-título, subdivididos a su vez en poemas de menor tamaño. El libro termina como una especie de diario del supuesto escritor de los escritos, desde 1994 a 2001.
El mayor problema de este libro es que Saul sobresale como performer, da igual que lea un poema de Keats o la lista de la compra, pero su poesía leída en un libro, pierde toda su fuerza y saca a relucir los numerosos fallos de la misma:
1) Ritmo monótono: Una de las virtudes del hip-hop no es precisamente su variedad métrica. Por eso, entre muchas cosas, querida Ainhoa, William Carlos Williams nunca habría sido rapero. En este sentido la prosodia de Saul no sólo no es innovadora sino que, leída, resulta todavía más monótona que escuchada, especialmente en un libro largo como éste. Si a esto añadimos la imposibilidad de traducir el ritmo a un idioma tan peleado con los monosílabos como el español, la supuesta gracia se pierde por completo. No es Langston Hughes.
2) Recursos estilísticos: La riqueza estilítica del poeta es muy baja. Existe un abuso exasperante de las enumeraciones, de las aliteraciones, del retruécano, de unos juegos de palabras pretendidamente graciosos, de una la rima fácil e infantil en su uso. Es evidente a lo largo de todo su libro la enorme falta de autoexigencia de sus versos y prosas.
3) Ausencia de innovación y abundancia de clichés hiphoperos(?): En algunos momentos el autor intenta darle la vuelta a temas clásicos del mundo hip-hop pero no lo consigue en ningún caso. Especialmente en el caso de los diarios, pastiches seudometafísicos, la ausencia es significativa. Por lo demás, el resto del libro apenas trae nuevas referencias al mundo hip-hop, sino que, al contrario, se restriega en el trabajo de los demás con una abundante intertextualidad de cualquier tipo y procedencia, abundancia de frases hechas, clichés, etc. No es Dc. Dre.
4) Pretenciosidad vacua: El poema, sin apenas contenido lírico, cae en la narratividad en numerosas ocasiones. Llega tarde para ser controvertido, Dr. Dre casi podría ser su padre, musicalmente está lejísimos tanto de grupos como Massive Attack o Beastie Boys, o de la excelente escritura de Eminem, y más que de un poeta, habría que hablar de un rimador, ni si siquiera un versificador. Si a esto le unimos que el tipo es bastante pretencioso, qué más se puede pedir.
5) Repetición de sí mismo: Una parte significativa de los poemas presentados ya habían sido publicados por el autor anteriormente. A su vez, el artista se repite una y otra vez en el libro. Repetición sobre repetición puede ser la clave del hip-hop más malo.
6) Especialmente desagradable resulta la reinterpretación del mito bowiano de Ziggy Stardust convertido ahora en un Niggy Tardust que lleva el patetismo a nuevas cumbres.
Un ejemplo de todo lo que queremos decir son estos versos de uno de los poemas más famosos del libro "NGH WHT", uno de los pocos verdaderamente nuevos:
BCH NGH. Gun trigga. Dick's bigga. Why
fuck? Killer. Blood spiller. Mack
truck. Bad luck, fuckin with this black buck.
Bigger Thomas, I promise. Leave a corpse in
the furnace."
Sea una imitación del gangsta rap o una fallida burla, es realmente decepcionante. Como lo es también cuando trata de ubicarse en los terrenos de la poesía erótica:
"I'm about to slide up in the kingdom
of God with no protection."
El artista, en la introducción, comienza diciendo en su primera frase: "No hay una música más poderosa que el hip-hop". De tal reduccionismo llegamos a tener que leer libros de esta categoría, pésimos representantes de la actual poesía norteamericana
Valoración del libro "Los manuscritos de un EMCEE muerto": 3 / 10
Sobre la traducción, la traductora comenta que ante la imposibilidad de imitar las rimas, aliteraciones y demás, ha optado por el significado. Teniendo en cuenta el vacío del significado y de la propia traducción incapaz evidentemente de imitar en nada la monótono musicalidad del poemario, mejor habría sido dejarlo pasar.
El otro libro de la semana, de Kepa Murua, estamos a la espera de recibirlo. Como solemos hacer cuando nos retrasamos, realizaremos la crítica en el caso de que ésta sea positiva.
Saludos a todos.