lunes, 12 de noviembre de 2007

En homenaje a Carlos Javier, asesinado en Madrid por un cobarde fascista

ELEGÍA

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernández


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi sentido pésame por tan triste suceso. Sencillamente, no hay palabras ante una atrocidad así. -Se ha escuchado que era un conflicto entre bandas, cuando en realidad es la radicalización de la extrema derecha, y de la derecha a secas, está detrás de todo esto. Preocupante y triste, muy trise...

Anónimo dijo...

Y ya está Madrid otra vez empapelada de carteles fascistas para otra manifestación racista, en la que el cartel es una oveja negra pateada por una blanca. Y todo esto con el consentimiento de Ayuntamiento y Comunidad Autónoma.

Estoy triste. No me gusta el mundo. Manrique.

O, mundo! Pues que nos matas,
fuera la vida que distes
toda vida;
mas según acá nos tratas,
5 lo mejor y menos triste
es la partida
de tu vida, tan cubierta
de tristezas y dolores,
despoblada;
10 de los bienes tan desierta,
de placeres y dulzores
despojada.

Es tu comienzo lloroso,
tu salida siempre amarga
15 y nunca buena,
lo de enmedio trabajoso,
y a quien das vida más larga
18 le das pena.
Así los bienes -muriendo
20 y con sudor- se procuran
y los das;
los males vienen corriendo;
después de venidos, duran
24 mucho más.

Anónimo dijo...

Y otra nueva manifestación en Madrid de los fascistas aprobada por los jueces. Si luego pasa algo, ¿de quién será la responsabilidad?.

Un niño de 16 años. Qué sinvergüenzas.

Un beso y ojalá pudiera ir a las manis que está habiendo en la puerta del Sol.

Anónimo dijo...

suelo leer vuestro blog con mucho gusto. llevaba días ya sin hacerlo. no me esperaba el poema de hernández. (pensar que todavía hay quien separa los poemas de la historia.)

si tuviera alguna utilidad decir cómo me ha conmocionado la muerte de este chico.


a luchar, compañeros. a luchar y a escribir.


jjr

Anónimo dijo...

Federico García Lorca

Muerte

¡Qué esfuerzo!
¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!
¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina!
¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!
¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de la rosa!,
¡qué rosa gris levanta de su belfo!
Y la rosa,
¡qué rebaño de luces y alaridos
ata en el vivo azúcar de su tronco!
Y el azúcar,
¡qué puñalitos sueña en su vigilia!
Y los puñales dimínutos,
¡qué luna sin establos, qué desnudos,
piel eterna y rubor, andan buscando!
Y yo, por los aleros,
¡qué serafín de llamas busco y soy!
Pero el arco de yeso,
¡qué grande, qué invisible, qué diminuto!,
sin esfuerzo.

Anónimo dijo...

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verde le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los alamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Soria, 1912. Antonio Machado