Hola a todas y todos:
Vaya comienzo de año que llevamos. No acabamos de salir de una y nos encontramos así, de sopetón, con el ya famoso libro de Luis Antonio (LAV). ¡¡¡Queremos paz y tranquilidad!!! En fin, comencemos. Agárrense que vienen curvas.
Esta semana El Cultural trajo dos reseñas de poesía, la del libro de LAV y una antología de poetas persas del mítico Cansino Assens que ha sacado su fundación y con la que nos hemos encontrado con los problemas de distribución de siempre. A partir de ahora, cuando se nos pierda la contracrítica de un libro por problemas de distribución, cuando ya obre en nuestro poder, sólo lo criticaremos, si lo conseguimos, en el caso de que sea un libro que realmente valga la pena dar a conocer a nuestros lectores según nuestro criterio.
A parte de esto, en la sección de breves Ainhoa nos deja siete líneas para Oliverio Girondo, Hugo Gutiérrez Vega e Itziar Mínguez, estos dos últimos , como no, de Visor, y el primero de Renacimiento, libro al que dedicamos un largo artículo hace meses. El sólo hecho de que el libro de Oliverio aparezca en la sección de breves cuando llevamos semanas y semanas con muchos libros mediocres ocupando, evidentemente no siempre, las grandes reseñas, nos indica que la persona que decide la distribución de espacio en la sección de poesía sabe tanto de poesía como nosotros de física subatómica. Por cierto, que el libro de Oliverio ha tenido un enorme éxito.
Para la antología que frases célebres de esta crítica que ninguno de nosotros sabemos muy bien que hace aquí: "A la vanguardia sólo le sirve una poesía que permita detonar una revolución, escribir poemas en forma de rana o decir tonterías". No se nos ocurre una tontería más grande que las propias de esta mujer.
Vamos a tratar de acabar el mal rollo en los tres siguientes párrafos. Ya hemos hablado en varias ocasiones sobre el II Premio Viaje al Parnaso, tanto reproduciendo la denuncia de los tres finalistas al premio y a la editorial Visor como las patéticas e inmorales, que palabra tan pasada de moda, declaraciones de Luis Antonio a la revista Leer. Las recordamos: "Nos podemos preguntar, de paso, si es bueno que las editoriales y las instituciones pacten los premios. Porque es una costumbre generalizada".
Pues bien, algo que un país con cierto nivel de ética llevaría al oscurantismo de por vida a un autor, aquí no significa nada. Y decimos que no significa nada por lo siguiente. El Cultural, esta semana, ha decidido realizar una reseña de este libro, todavía caliente de la imprenta. En primer lugar, desde que se destapó el escándalo que inunda Internet en decenas de foros y blogs, El Cultural no ha dicho ni una sola palabra al respecto. Ni siquiera el famoso Juan Palomo, que denunció con razón un caso mucho menos grave como el de Martín López-Vega, ha dicho algo sobre un tema que ha sido el más comentado por todo el mundo poético los últimos dos meses. Algunos de nosotros hemos participado en algún jurado de premios últimamente y no os podéis imaginar lo que decían gente muy relevante de la poesía, incluyendo nacionales, jurados de nacionales, etc. Que todo esto lo haya silenciado el Cultural, y por supuesto el País que es donde ahora LAV trabaja, nos da un ejemplo clarividente de lo que es la realidad informativa de la prensa escrita, quizás la más partidista y subjetiva de los países más desarrollados del mundo. No os podéis retratar mejor queridos. La amistad por encima del deber de información. La ética, ¿para las clases de la universidad?. ¿O sólo para los matrimonios gays, señor Anson?. Se entiende ahora mejor que quieran quitar la asignatura de educación para la ciudadanía porque adoctrina. No sea que alguien se vaya a quejar de su comportamiento. Nada como la educación católica fundamentalista. Eso sí que no es adoctrinamiento.
Nos recuerdan las palabras de Oscar Wilde, que le vienen tan al pelo a nuestra poesía y a nuestro periodismo: "The difference between literature and journalism is that journalism is unreadable, and literature is not read”
Si antes hemos hablado de amistad, nos imaginamos que también será la amistad la que ha llevado a que la crítica al libro de LAV la realice nada más y nada menos que Francisco Díaz de Castro, que llevaba mucho tiempo sin hacer crítica de Visor, en concreto desde que nos llevamos las manos a la cabeza hace meses. Recordamos. Francisco ha sido ganador en 2004 del Premio Ciudad de Melilla que controla Visor. Igual que existe un premio de la crítica, también existe un premio para los críticos y este es el Ciudad de Melilla. Algunos críticos ganadores: Clara Janés, Benjamín Prado, Luis Antonio de Villena, Miguel García Posada, Francisco Díaz de Castro...Toma ya. Para que cortarse, digan que sí. Francisco también ha sido jurado de varios premios Visor. Así que, ¿nos puede decir alguien la objetividad que puede tener Francisco a la hora de valorar un libro premiado de Visor, cuando él es premiado por Visor, jurado de Visor, en una casa como El Cultural en donde además el presidente presume de su amistad con Jesús García Sánchez alias "Chus Visor", en donde esta editorial recibe un trato exquisito tanto en cuanto a número de reseñas como al trato que se les da?. Efectivamente la reseña de Francisco es positiva y, por supuesto, no hay ni la más mínima referencia al escándalo del premio. Ojalá pudiéramos incumplir nuestro código ético y gritar los adjetivos que remueven en nuestra bilis. Nos quedaremos con un simple ¡¡Vergüenza ajena!!. La Nausée.
Dice Luis Antonio en el poema "Virgilio Piñera" de este libro: "Periodista, dije, es el llamado a dar fe". Y nosotros esbozamos una ligera sonrisa.
Valoración de la objetividad a priori del crítico, en este caso, en nuestra opinión: 0 / 10
La valoración de nuestra objetividad está a la par: 0 / 10
Y hasta aquí el mal rollo, por nuestra parte. Vayamos al libro.
En el postfacio, el autor declara varias cosas y pensamos que escribe lo contrario de lo que piensa. Efectivamente, la prosa del mundo es una expresión hegeliana, que es de donde el autor reivindica el origen del título. Algo más cercano estaría el mismo título de Maurice Merleau-Ponty, pero nos imaginamos que será una causalidad. El poeta declara también que el sujeto poético no suele ser él, pero conociéndolo bastante y teniendo amigos comunes, pensamos que hay mucho de biográfico en este libro. (Para connoiseurs en blanco y negro, acho que não, incluso en rumano). Y termina diciendo: "Contra el valle de lágrimas el jardín de Epicuro. Que pocos estamos en ello". En realidad el libro es de un pesimismo bastante rotundo salvo quizás por un solo poema: "Gandaya".
El libro está dividido en 94 poemas/relatos, organizados por orden alfabético, en casi doscientas páginas, y dependiendo del relato y de la habilidad de autor, podemos hablar de prosa (entre muchos podríamos nombrar "Caída de Imperio", "El Poeta", "Mendigos", "Trípode") o de prosa poética.
A nivel temático tres son los grandes temas del libro:
a) El amor, especialmente el amor homoerótico, con ciertos toques pornográficos ("¡Huele a lefa virgen ese maldito cuarto!, "cuando los dedos ensanchan un esfínter...", tu lefa sobre mi estómago), amor que con frecuencia se produce entre un hombre joven, muchas veces prostituto, y un hombre ya entrado en la madurez ("Yo trampeo para vestir de lujo al chavalito...y para que después, caliente aún, cuando se pegue a mi en la cama, no le importe el aliento de un viejo, y metiendo bien la lengua, me diga empalmado el muy cabrón..."). El lugar suele ser un bar o un prostíbulo ("Viejas-viejos de tintes pelirrojos y añejo cigarrillo...¡Me es dulce veros, noctámbulos, en el puticlub, tan cotidianos..."), lugar común de muchos poemas ("Bendita y triste industria prepotente del sexo en el paraíso de la infelicidad").
b) La vejez o el paso del tiempo, vistos con frecuencia desde un punto de vista esteta, mucho más que epicuriano. Hay alusiones a la nostalgia, a la memoria. Quizás son los poemas en donde habla de la vejez y de la crueldad de la vida (como "Carmen", "El Inmaduro", "Largo viaje de un día hacia la noche", y quizás el mejor del libro, "Viejos") los más logrados, en donde el autor muestra una lucidez que debería explorar en otros campos.
c) En menor medida, hay varios poemas dedicados a las religiones y a las diferentes iglesias, en especial la católica ("Dogma","Galileos", "La España Imperial Católica", "La Fe"), a la familia (Familia, Iconoclasta, Las Antiguas Madres ) y a lo social ("Otro Mundo es Posible", "Panfleto", "Parados"), éstos últimos de los peores del libro.
Uno de los principales problemas de "La prosa del mundo", y no tiene nada que ver con un acercamiento orientalista a los ciclos de las estaciones, es que los temas se repiten con muchas frecuencia, y no solo los temas sino la forma en la que se describen distintos personajes. Es como si de un mismo poema encontráramos cuatro o cinco variaciones dentro del libro.
En este sentido, una de las repeticiones más frecuentes tiene que ver con la descripción del cuerpo masculino. La utilización de los términos espada o sable para definir al cuerpo aparece en varias ocasiones. Un caso especial ocurre con la palabra muslo, obsesivamente utilizada a lo largo del poemario ("recia solidez del muslo"; "muslos prietos y largos"; "el sudor de los muslos en los muslos", obsesión que luego nos aclara LAV por la referencia a Platón, a Teognis y al coito "inter-femora"). También se repite casi idénticamente la descripción de los cabellos, en donde la expresión "cabellos enredados" o "revueltos" se repite casi en cada descripción masculina. También repite en dos poemas diferentes el celiniano "la vejez es lo que sobra de la vida"; y la lengua y los labios siempre están "húmedos". Cómo no. Le falta mucha más riqueza y variedad a los poemas/relatos.
El autor dice en su postfacio que la diferencia entre la prosa y prosa poética la proporciona el ritmo. Sin embargo, el ritmo del poemario no está muy logrado. En general, LAV utiliza varias figuras retóricas muy conocidas en poesía en prosa:
a) Polisíndeton: Abundante a lo largo del poemario: "Violó y bailó y y bendijo y naufragó..."; "y el pecho se regala, y las piernas y el placer de la carne".
b) Asíndeton de la mano de enumeraciones: Quizás esta sea una de las sorpresas, y de los grandes fallos del poemario. En ocasiones, el autor trata de tropicalizar su escritura, en una fallida imitación de Álvaro Mutis o de Rafael Cadenas. Introduce localismos hispanoamericanos (como en "El fusilamiento de Torrijos") y en reiteradas ocasiones nos trata de introducir sin éxito en los paraísos terrenales de Brasil o del Caribe: "Son tigres cuando el matador sabe el sentido de su hazaña, cóndores en la venganza y la rapiña, rapaces y sucias como gallinazos cuando el macho...". Se queda a mitad de camino. Es difícil que una enumeración resulte completamente fallida, y las suyas no fallan del todo, pero se quedan a años luz de las enumeraciones de los poetas mencionados anteriormente, o de cualquier poeta medio de estos países. Veamos otro ejemplo de enumeración: "Un crisol, un melting-pot de crónica y sentimientos, de vísceras herbales y carne sazonada de áspera vida en lonchas. Leyendas y verdades, fábula y batallas, horror, delirio, fragmentos de conversación, esposo-esposa, chico-chica...". Es como si en mitad del Sambódromo de Río de Janeiro, Luis Antonio saliera con su ropa habitual y tratara de seguir el ritmo de los bailarines.
c) Anáfora: Hay de todo tipo: "De sus otras casi infinitas posibilidades. Un nuevo amor. Una nueva belleza. De un continente nuevo. De una luz distinta". En "Delicias Facere" insiste con el sintagma "El cuerpo de los chicos" en numerosas ocasiones, y ocurre lo mismo en "Lautréamont" con el verbo "Abandonarse". En "Icárica": "...ni seguir, ni ser, ni medrar, ni trepar, ni trabajar, ni competir, ni luchar, ni esforzarte...".
d) Otras veces el autor juega con frases cortas muy seguidas, en donde a veces abundan los cambios de plano, tanto a nivel espacial como de narrador/personaje o incluso de tiempo verbal. También usa las frases subordinadas.
El ritmo recae en demasía en estas figuras retóricas y se olvida por completo, y no acierta, en el ritmo acentual de las frases, con lo que la poética rítmica se pierde en unos cuantos relatos.
A nivel estilístico, se repiten marcas de la casa de siempre: cultismos, mitología y personajes históricos (Eros y Hércules, Troya, Sibila, Álvaro de Luna), algún latinajo para estudiantes de ESO, varias terminaciones o comienzos en máximas ("si sabes mirar, todo es poesía") y, lo peor, un venecianismo de un alto nivel de cursilería ("...miró al cielo. Ahora veteaba colores de gacela con amarillo de frangipán"; "Hubiera jurado que en los labios y en el pelo llevaba diamantes"; "las verdosas lagunas se infectaban de pululante belleza lunar"; "Porque perder es una leyenda romántica, un maridaje con el esplendor...de la vida"; "sus muslos separados como cálices de flor"; "ha sido una felina belleza, piel de lirios",; "¿qué rumor de músicas trae el viento, qué torre de canción?")
A lo anterior habría que sumar:
a) Comparaciones de principiante: "su cuerpo era como una afilada espada"; "Habló del sexo y la ternura parados en la adolescencia, como un bonito tren eléctrico que descarriló"
b) Metáforas principiante: "Copuló con la guitarra en el escenario"; "la Muerte es un naipe cotidiano en la baraja"; "incendiaban de fuego el aroma de su paz".
c) Y algo de humor involuntario: "miraban como las gatas que no ven al ratón"; "un atractivo muchacho de maduras borrascas"...
d) Expresiones gastadas: "olerle como olor a salitre"; "A veces tengo que ir recogiendo pedazos de mí mismo"; "¿Somos hoy más felices?".
En algunas ocasiones, como no podía ser menos en las casi 200 páginas del libro, LAV acierta, sin duda: "Es el oro molido sobre los párpados de los muertos"; "Y los polvos cubren el rostro de rosa flamingo"...
Y por terminar, hay multitud de erratas que destrozarían a nuestra querida Luisa. Parece que es verdad que se dieron mucha prisa en terminar el libro.
LAV tiene oficio, se nota que lleva muchos años escribiendo, salva los muebles en muchas ocasiones, es efectista, hay sin duda poemas buenos entre los más de noventa del libro ("Olga Rudge", "Peter-19" como buen y escaso ejemplo del cambio de yo poético, "Simón" como único tropicalismo que funciona, "Tema: la Fe", y los poemas donde habla de la vejez y de la crueldad de la vida como "Carmen", "El Inmaduro", "Largo viaje de un día hacia la noche", y "Viejos").
Pero el libro es muy repetitivo, cansa, tanto porque se repiten en demasía situaciones muy parecidas, como por el hecho de que hasta el interior de los poemas/relatos es repetitivo. El intento de tropicalizar varios poemas no está conseguido salvo en un caso. Además, el ritmo se basa en la acumulación de figuras retóricas que fatigan, sin que se haya prestado la atención debida al ritmo acentual. Hay, asimismo, frases, o versos, que por sus metáforas o comparaciones, resultan impropios de alguien que lleva tanto tiempo escribiendo. Y son especialmente irritantes la cursilerías venecianas que tanto lastran a este escritor.
Nos gustaría casi terminar con una pequeña anécdota. Se repite en varios puntos del libro la obsesión del poeta con los mendigos (incluso hay dos poemas titulados "Mendigos" y "Mendigos anónimos"), y sobre todo, la posibilidad de convertirse él mismo en mendigo. Como le dice su psiquiatra, "sueños de niño rico", que podrían explicar ciertas conductas del autor. O como dice el autor: "A la nada vacía del lúgubre y psiquiátrico esteta".
Terminamos con una cita del libro. A buen entendedor, pocas palabras bastan: "Toda mercaduría es macabra y plebeya".
Valoración del libro "La prosa del mundo": 5,5 / 10