domingo, 13 de enero de 2008

Babelia, segunda semana de 2008. José Corredor-Matheos. Un pez que va por el jardín

Hola amigas y amigos:

Empezamos con Babelia porque el libro reseñado por El Cultural no lo hemos encontrado en las librerías y el autor se ha ofrecido amablemente a enviarlo por correo.

Esta semana Babelia si paró en la poesía. Una única reseña de un libro, más un reportaje sobre la poesía del periodista Ryszard Kapuscinski.

La reseña de poesía la realiza Ángel Luis Prieto de Paula sobre el libro de José Corredor-Matheos "Un pez que va por el jardín". Edita Tusquets. No vemos nada que afecte a priori a la independencia del crítico:

Valoración a priori de la independencia del crítico en este caso: 9 / 10

Respecto a nuestra objetividad, se ve afectada. Nos cuesta valorar a una persona que lleva tanto escrito, que tiene su edad y que tiene las narices de publicar un poemario a los 78 años.

Autovaloración de nuestra objetividad en este caso: 5 / 10

Respecto a la crítica de Ángel Luis, nos parece correcta en general, sin haberle sacado una parte importante del jugo al libro, y sólo estaríamos en desacuerdo en dos puntos. En primer lugar, el crítico dice que es un poemario "deshinchado de retórica". En realidad, hay bastante retórica, la normal en un poemario, alguna utilizada de manera sutil y otra algo menos. Y luego, cabría pedirle al profesor que o bien deje de meter cuñas una semana tras otra contra no sabemos muy bien quién ("saqueados por versificadores de recetario" versus "poetas auténticos" en esta semana) o que se moje y dé nombres, apellidos y alguna que otra razón. Últimamente Ángel está bastante mejor en sus ensayos que en sus reseñas. Opinión personal de este modesto grupo.

José ha escrito un poemario mirando al cielo, esperanzador, alegre, de una envidiable paz con el mundo, un poemario que, paradójicamente, (olé por Luisa de nuevo, no falla una) a veces parece escrito por un niño sabio e inocente.

La parte primera del poemario es un buen ejemplo de lo que acabamos de decir. El poeta dirige su mirada al cielo y se fija una y otra vez en él, en los pájaros, tanto como nombre general, como con especies concretas como la paloma, las gaviotas, más tarde el gorrión...

El primer poema, en este sentido, da una buena pincelada de lo que va a ser el resto del libro desde el punto de vista temático: la alegría y paz que le producen la naturaleza y los animales, la repetición constante de los sustantivos pájaros, cielo, nubes, viento; la abundancia de preguntas, algunas retóricas; el inicio del poema en descripción que se convierte en reflexión, versos heptasílabos que a veces terminan la sintaxis en tetrasílabos y a veces en pentasílabos, antropomorfismo de animales y elementos de la naturaleza, etc.

Así, este primer poema termina con el poeta indicando que "No he de preguntarme / nada más, /sino unirme ya al viento / y a la paloma, / al aire de su vuelo." Una declaración de principios, de comunión total con la naturaleza, y de renuncia a cualquier tipo de complejidad filosófica. El viento, en este sentido, como fuerza invisible, anónima pero poderosa, tendrá un notable protagonismo a lo largo del poemario. En este sentido, el poeta se declara en el siguiente poema "...amigo del viento / y de las nubes, amigos de los árboles."

El tono optimista del poemario a veces se adivina en un sólo verso, como cuando el poeta dice "...él y yo compartimos / la caída y el vuelo". Cualquier elemento de la naturaleza, como el ladrido de un perro, le sirve a José para acercarse a la felicidad de la paz: ¿Qué es lo que sabe el perro, / que adivino, de pronto, / y me llena de paz?." Y de ahí a una de las varias metamorfosis que el sujeto poético sufre a lo largo del poemario: "he empezado a ladrar,/ ladrar, agradecido".

Insiste el poeta en esta línea en el poema que comienza con "Si a este inocente pájaro / nada le importa más / que gozar del instante / e ignora... / que ha de morir", para hacerse una pregunta que el mismo se contesta al formularla: "¿por qué habrá de importarme / a mí, si es mi vida / corta como la suya / y soy feliz también / bajo esta fina lluvia, / ignorándolo todo?". La ignorancia, el desconocimiento, la vida animal, o infantil, como la clave de la paz y la felicidad del poeta, en reflexiones de cierta base estoica, muy sencillas, casi de pensamiento de niño, porque eso y no otra cosa es lo que busca el poeta.

Y termina esta primera parte con un aviso, sutil, sobre la brevedad de la vida, y la cercanía de la muerte que el poeta podría intuir: "Los versos siempre ignoran, / como tú, como el viento, / cuándo van a cesar".

En la segunda parte del poemario, el poeta realiza varias reflexiones metapoéticas a la vez que se muestra algo menos optimista. Comienza asumiendo el fracaso de la poesía, de su poesía, con los versos que abren el primer poema: "Tus palabras no son / las que esperabas. / No abren las heridas / más profundas, / ni los gozos más íntimos...". Incluso llega a decir, como si la poesía le llevara atrás en su felicidad conseguida en la naturaleza, que "la misma paz posible / o imposible, / siempre están por llegar". El cielo pasa a tener un color triste "Contemplo el cielo gris". Es como si el poeta volviera sobre sus pasos, como dice más adelante, en un mundo en el que parece que Dios no existe: "mientras las nubes siguen / su camino / por ese cielo inmóvil". Pero el poeta parece que ha aprendido, y así lo dice en uno de los mejores poemas del libro: "Hasta que un día aprendes, / y lo haces de golpe, / como si ya estuvieras despidiéndote / de todo para siempre."

Resulta curiosa la aproximación que hace el poeta al mar. En la primera parte se pregunta si sabrá volar, y en esta segunda, el mar desaparece: "Miraba, absorto, el mar, / pero el mar ya no está." Aunque puede tener varias interpretaciones, la valoración que hace de todo lo que vive en el cielo, hace pensar que el mar, por deseo del poeta, ha aprendido a volar como forma de despegarse de lo terrenal.

Y de nuevo, un perro, un ser supuestamente irracional, lleva al poeta al optimismo en el poema que termina esta segunda parte, en el que José se desdobla por primera vez en el poemario para verse desde fuera: "Te cruzas con un hombre / que sonríe feliz, /.../Y ese hombre eres tú." El poeta insiste en la nada como clave: "Qué gran felicidad / el poder sonreír / cuando lo olvidas todo".

La parte tercera del poemario abunda en poemas que están inspirados en cuadros de diversos autores, en donde aparecen temas recurrentes, como la soledad o la propia reflexión sobre la pintura ("...pintar es sentir / el duro escalofrío / de la pura belleza"),

El autor rescata la felicidad de personajes y cuadros, insistiendo en la nada como clave (...allí donde no hay nada, / todo brilla.), en el vacío (espejo del vacío, / donde me reconozco), en la esperanza (nos será devuelta / la vida arrebatada) y en la resurrección metafórica a través de un nuevo desdoblamiento del yo (he de adentrarme solo / en el desierto, / para desenterrar mi cuerpo / de la arena).

En la parte cuarta, el poeta nos sitúa en el triunfo de haber llegado donde quería (Qué extraña sensación / de que estoy finalmente / donde debo de estar). José comienza a identificarse ahora con los árboles, como un nuevo paso hacia la nada que es el todo. Y dice refiriéndose a ellos: "¿Viven fuera de mí, / o acaso son sus vidas / y la mía / una única vida?". En otro poema, con un nuevo desdoblamiento de la personalidad, dice: "Salir del tren y verme / abrazar los olivos, / desde el tren que se aleja".

El poeta llega a la cumbre del pensamiento de un niño adulto en su poema "Me hacen feliz los verdes de las hojas". Y termina juntando de nuevo paz y vacío: "Y qué paz, la de ver / cómo desapareces / tú también, / sin dejar de mirarla".

En la quinta parte, el poeta nos introduce el otoño como gran metáfora, y de nuevo vuelve con alegría, la que le da la lluvia en varios de los poemas. Y se siente, por fin, árbol: "Qué dolor alejarme / de estos árboles / y olvidar lo que soy: / sólo un árbol en busca / de raíces". E insiste en el siguiente poema: "y qué ha sido también / de aquel que era yo / cuando todas mis hojas / eran verdes? /.../ y lo siento en la savia / de mis venas". Y siempre con espíritu de cántico y felicidad: "que no el sauce ni nada / de lo que fuera mío / he de considerarlo /perdido para siempre". Y termina diciendo en otro poema: "Porque eres ya un árbol, / y contemplas el tiempo, / suspendido en tus ramas".

Y el optimismo llega a su cumbre en este otoño en el que el poeta agradece la lluvia y todo lo que le ofrece la naturaleza: "La lluvia te ha llenado / los pulmones / de algo que es un dolor / en todo semejante / a la alegría".

En la parte sexta, la noche oscureciéndose, ¿la vida que se acaba?, tampoco es obstáculo para que el poeta haya alcanzado su pequeño nirvana: "Sin embargo, qué paz, / qué sensación / de que todo está bien". Hay una pequeña reflexión sobre la muerte en "No, los muertos no hablan", uno de los mejores poemas del libro. En otro, el poeta vuelve a su infancia de adulto con un juego: "Ponerte a ver el mundo. / Ir contando sus piezas. / Y al final descubrir / que falta una".

La séptima y parte final es un buen corolario. En el primer poema, el poeta se hace pez, árbol y pájaro, y se extraña de su humanidad. En el tercero, se siente más cercano al gorrión "que del hombre que pasa / con el rostro nublado / por las sombras". Y se define de una manera muy bella: "Yo no soy más que un pájaro / que no sabe volar".

Insiste el poeta en el valor de la nada: "No piensas ya en nada, / y ahora aciertas". Y de ahí se entiende fácilmente que para el poeta "No hay diferencia alguna / entre la sombra y tú, / entre la luz y tú".

Y ya en el último poema, el poeta nos revela su mirada de niño: "Todo lo que vas siendo / te sorprende /.../ Caminas muy despacio, / para que todo pueda / sorprenderte". Y termina de una hermosa manera, detenido, en la felicidad, en la sabiduría que por fin el poeta ha logrado.

En definitiva, estamos ante el poemario de un poeta que nos da un resumen, la conclusión, de sus reflexiones, dejando un pensamiento sencillo, escueto, que trata de transmitir en un canto a la naturaleza, a la sencillez, a la felicidad frente a la complejidad y la tristeza que representa la humanidad.

Lo que más valoramos del poeta es que, sin duda, logra transmitir poesía en sus poemas. Sentimos sus sentimientos, nos hacemos partícipes de sus emociones y de sus ilusiones, con el mérito añadido de que podamos no estar de acuerdo en sus sencillas reflexiones. En definitiva, la parte que más valoramos del poemario de José es, precisamente, ese concepto que todavía no hemos llegado a explicar bien: la poesía que subyace debajo de los poemas.

Respecto a lo que menos nos gusta, por una parte encontramos cierta monotonía en el ritmo prosódico del poemario. Le falta riqueza y variedad métrica. Se echa a veces de menos, además, ciertas dosis de brillantez a las que el poeta nos tenía acostumbrados. Por otra parte, hay una excesiva insistencia en los mismos términos y reflexiones, que se repiten demasiado y que también aportan monotonía. Asimismo, resultan algo sorprendentes ciertos versos, leídos ya muchas veces (gusto a tierra mojada; en los pliegues del aire; y el otoño se viste / con sus oros). Hay algunos juegos de palabras que no funcionan y que resultan extraños en un poeta de esta talla (Con Miró, miro y veo; nada en la nada / se sostiene) y, finalmente, un cierto abuso de las paradojas, lo que lleva a que pierdan fuerza (Todos, son míos todos / los colores, y ninguno; sombras que van creciendo / sobre el campo / que no pueden ser sombras, y nada te parece / posible o imposible; Estás en un lugar / que no es lugar, / un tiempo que no es tiempo).

En resumen, un poemario que contiene lo más importante, poesía, pero que podría haber ido mucho más lejos si se hubieran evitado los problemas que hemos comentado. Un libro recomendable, en cualquier caso, que invita al optimismo de este poeta bueno y entrañable que es José Corredor-Matheos.

Larga vida te contemple, poeta.

Valoración del libro "Un pez que va por el jardín": 6,75 / 10

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Había leído el libro antes de las Navidades y tenía ganas de leer vuestra crítica.

Lleváis un tiempo que el nivel ha mejorado sustancialmente pero esta crítica en concreto me parece la mejor. Brillante. Y os lo dice alguien que es una seguidora acérrima de Corredor-Matheos, pero creo que habéis captado de manera casi perfecta todos los pequeños matices que tiene el libro. Por supuesto, creo que la nota final debería de estar más en el notable en vez de rozarlo, pero en general, incluido el apartado de cosas que no os gustan, me ha encantado.

zorionak!!!!!

Anónimo dijo...

Buenas!!

Os he descubierto hace poco, poquísimo, y justamente dejé un comentario que hablaba de este poeta.

La verdad es que mi comentario fue un poco duro, y más haciéndolo desde la ignorancia, puesto que lo único que conozco de Corredor es lo que escuché en un recital que hizo recientemente.

Me alegra haber leído vuestra crítica.

No cambia el sabor de boca con el que salí del recital (que en su momento me pareció un poco decepcionante aunque hubo algún poema y unas canciones que me parecerieron realmente buenos.)

(Seguramente esté siendo injusta, en un recital no se puede apreciar tanto la calidad y supongo que también influye tu estado de ánimo de ese momento...)

Otra posibilidad es que el sabor de boca se deba a que ese tipo de poesía no es el que me gusta...

Lo que quería decir es que después de leer la crítica creo que tengo que ser más cuidadosa con lo que digo. Y sobre todo, no hablar a la ligera.

Sobre su personalidad, por lo que pude apreciar, totalmente de acuerdo.

Así que nada, una vez más, enhorabuena!!

besos!!

Anónimo dijo...

Pues yo voy a discrepar abiertamente de la crítica. José Corredor-Matheos me parece un poeta menor, que pertenece a una generación en la que todos los nombres que se me ocurren (José Angel Valente, Claudio Rodríguez, Gil de Biedma, el propio Angel Gonzalez, Francisco Brines, Gamoneda) son muy muy superiores a este poeta.

Entre las cosas que lo hacen un poeta mediocre, a mi juicio, varias de las cosas que habéis mencionado. Para empezar, desde Carta a Li-Po, el poeta se repite una vez y otra con los mismos temas, nada originales por otra parte, entre los que destaca la nada, como su poesía. Es increíble como un poeta puede escribir los mismos poemas libro tras libro y que nadie diga nada. Efectivamente el poeta está lejos de cualquier atisbo de brillantez. Pero ahora y antes. Métricamente se repite también hasta el aburrimiento, como repite la palabra viento, pájaros, nada y todos los sustantivos que escribe hasta el hastío.

Hace poco leí en este blog a uno de vosotros que decía que estaba contento porque los gobiernos socialistas habían premiado a buenos premios nacionales. Corredor-Matheos es posiblemente uno de los peores nacionales de la historia del premio. Una persona que logró su premio por sus amistades en el entorno gubernamental. "El don de la ignorancia" es una repetición más sobre el mismo y manido tema. Un libro que no merecía estar ni entre los pre-seleccionados.

Y efectivamente, como recitador de su poesía, está a la altura de su poesía. Aburrido y mediocre.

Creo que habéis sido condescendientes por el hecho de que el poeta tiene casi 80 años. Me parece que el único respeto es la verdad, y no habéis sido sinceros. Este poemario no debería pasar del 2 pelado.

No sé si este comentario pasará vuestra férrea censura.

En fin, un poeta decepcionante y sobrevalorado como ningún otro en España con la excepción de Montero.

Anónimo dijo...

Me parece, David, y a lo mejor me equivoco, que eres de los lectores que leen una sola vez los libros de poesía. Y el poemario de Corredor-Matheos está lleno de pequeños, humildes si quieres, matices, que se aprecian mejor en segundas y terceras lecturas. En una primera lectura, todo puede parecer redundante. Pero una lectura más pausada y sosegada te dará una profundidad, un alcance, que creo que no estás viendo.

A parte de que quizás se pueda utilizar un lenguaje más sosegado, menos crispado.

Estoy de acuerdo con Eguzkine. A mi me ha gustado la crítica. Mucho.

Venga, besitos a todos y buen rollo.

Anónimo dijo...

¡Menudo torpedo has lanzado, David!

Ya que has aludido a mi comentario, me permito responderte con franqueza y cortesía.

Realizas unos juicios de valor legítimos pero no necesariamente universales. Creo que algunas de las cosas que enarbolas como defectos se pueden entender como virtudes. ¿Has leído poesía china o haiku? ¿Conoces la vinculación que Corredor-Matheos tiene con esas tradiciones poéticas? ¿No sabes que esas tradiciones buscan una suerte de sabiduría en la repetición de las estaciones, los ciclos vitales, y que por tanto la monotonía que impregna paisajes, emociones y aun las mismas palabras ha de entenderse, en este caso, como un valor a tener en cuenta?

A mí me parece, como señala Addison, una especie de niño anciano, entre sabio e ignorante, que mira perplejo alrededor y se recrea en lo que ve, con inocencia y sin conceptos, o utilizándolos de manera juguetona, "superficial", como acariciándolos... Me parece una poesía valiosa, pero hay que saber verlo: no se puede llegar a ella impaciente, esperando seducciones flamígeras. Me parece un libro limpio, honesto, tal vez no un gran libro, y en mi opinión muy por debajo de "El don de la ignorancia", pero insisto en que esa limpieza, ese candor, me parecen un valor en sí mismos, algo que "llega" o "no llega" en función de la receptividad del lector.

Como recitador, en efecto, es un tanto parco y monótono. Diría que incluso tímido. Pero también eso tiene su encanto. En una ocasión, antes de los premios, coincidió en una lectura con Chantal en una conocida librería; ella leyendo es prodigiosa, y el contraste, aunque grande, tuvo algo de enternecedor.

En fin, me parece un pedazo de pan Corredor-Mateos, y aunque otros poetas de su generación sean superiores... me resisto a entender la poesía como una cuestión muscular, deportiva, donde la superioridad e inferioridad sean tan fáciles de decidir. En ternura, bondad y sabiduría, en cualquier caso, este señor tiene pocos rivales.

Yo que me estaba acostumbrando a hacer de malo!!!!

Saludos.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Buenos días:

Estuve en el mismo recital que Luciernaga, en Valencia, escuchando al autor y me pareció irregular. Los altibajos son significativos en su obra. Para mí, dos cosas le hacen poeta y tres le restan eficacia y trascendencia. Le hacen poeta la sensibilidad y el oficio. Toda una vida en la cultura (profesionalmente) y una biografía abiertamente sensible y sensitiva a lo invisible, a la interiorización, reflexión y análisis estétito y sapiencial de la existencia, que se traduce constantemente en escritos que luego se plasman como poemas en libros. Como él confesó escribe en cualquier parte y todo lo subjetiviza de lo impersonal a lo anecdotico y de lo anecdotico a lo poético. Y hasta ahí, bien.

Pero hay faltas, carencias, que a mi modo de analizar en relectura su obra me alejan de su trabajo.

1º Falta de profundidad, se queda en la superficie, en lo primario yu fácil del budismo y el zen. Y lo talla en versos.

2º El efectismo forzado, a veces le confiere una apariencia de pose a los poemas, de vedettes que bailan una música descompasada o tribial.

3º No hay un lenguaje propio, no hay una sintáxis propia. No hay un universo expresivo reconocible, distinguible.

Con casi 80 años, lo equiparo a Tomás Segovia, por ejemplo o Muñoz Rojas, o Caballero Bonald o el propio Ángel González y me parece la escritura de un principiante, de un novel.

Un abrazote,

Vuestro Víktor

Anónimo dijo...

Querida Anónima, tienes razón, hay libros que sólo leo una vez. Si a la primera no me llegan no les doy una segunda oportunidad. A parte, ¿quieres torturarme haciéndome leer eso otra vez?.

Anonimito, he leído poesía china, japonesa, coreana, he visto "El olor de la papaya verde", y en todos los casos, casi de manera universal, mi aburrimiento ha sido brutal y terrible. Si la monotonía, como tú dices, es "un valor a tener en cuenta", estamos ante una clara crisis de valores. Lo siento pero la moda, que viene de los 50, de los haikus, jaikus o como coño los "modelnos" los quieran llamar me aburre soberanamente, casi tanto como Corredor-Matheos.

Me equivoqué en lo de la censura. En realidad lo hice porque me imaginé que así me publicaríais. Witteros, no entenderme mal, la crítica que hacéis es de lo mejor que se puede leer ahora mismo en nuestro tedioso país, pero leyendo vuestra propia crítica al libro, y todo lo que no os gusta, habéis sido condescendientes en la nota sólo porque el amigo tiene 78 años. No me parece un criterio justo aunque os honra el haberlo reconocido al principio.

Y un último desadecuerdo, el libro "El don de la ignorancia" tiene muchos puntos en común con éste, Anonimito. Estando bastante de acuerdo en el premio a Chantal, incluso a Olvido aunque con reparos por sus conexiones políticas y por otros libros excelentes de 2006, lo de Corredor sólo tiene una explicación, y es política, no poética.

Anónimo dijo...

Hombre, David, deja que te diga que si te has quedado en "El olor de la papaya verde" estás un poquito verde (¡Nunca mejor dicho!) en cuanto a cine oriental. No es precisamente lo mejor que puede ofrecernos esa cinematografía: ahí tienes a Tsai Ming Liang, Jia Zhang Ke, Weerasethakul, Hou Hsiao Hsien, etc. Te has quedado en la visión de postal y en la superficie de cierto cine que vende lo exótico.

En cuanto a que te aburre la poesía oriental y te parece sosa y superficial, pues es una manera de verlo, una opinión perfectamente legítima. A mí en cambio esos versos "superficiales" y "triviales" de Santoka Taneda me parecen casi milagrosos.

No negaré que también yo me he dejado arrastrar un tanto por la ternura que siento hacia Corredor-Mateos. Sin embargo, sí creo que tiene virtudes poéticas. No creo que sea el mero oficio, como asegura Viktor. "El don de la ignorancia" me sigue pareciendo uno de los poemarios más destacables de aquel año, por lo anteriormente comentado: sencillez, ingenuidad premeditada, candorosa sabiduría de niño...

A veces deploro la asimetría creación/crítica. Qué fácil es, compañeros, desmontar con un par de adjetivos apresurados la obra de toda una vida. Qué fácil y qué injusto.

En fin, supongo que yo también lo hago más veces de las que me gustaría.

Anónimo dijo...

Me resulta extraño que no hayáis hecho ninguna referencia al artículo sobre Ryszard Kapuscinski que publica Babelia en toda una página como si fuera el mismísimo Eliot.

Algunos pequeños editores, entre los que me encuentro, estamos muy hartos de que editoriales como Bartleby, que publica libros de una calidad similar a la de otras veinte editoriales, tengan un tratamiento en medios que nosotros no tenemos.

Manuel Rico, director de Bartleby poesía, tiene una posición privilegiada respecto al resto al ser a la vez editor de poesía y crítico de poesía en El País. Además, que causalidad, también tiene ahora un alto cargo en el Instituto Cervantes. Me pregunto si lo conservará si el pp gana las elecciones, pero eso es otro cantar.

Nunca os he oído comentar, sin embargo, que el dueño de Bartleby, Pepo Paz, periodista, es un colaborador habitual de El Mundo, entre otras muchas publicaciones, especializado, en su caso, en temas de viajes.

De manera que, una misma editorial tiene, por decirlo finamente, excelentes relaciones con los dos medios de comunicación escrita más importantes de España y, curiosamente, tiene muchas más reseñas críticas que otras editoriales de tamaño similar y de calidad, al menos, similar.

Ahora que se está fraguando una asociación de editoriales de poesía, no sabemos si el objetivo es simplemente sacarle dinero al Estado para que nos pague los libros que la gente no compra, o, entre otras cosas, tratar de que todas las editoriales compitan de manera justa por el espacio en los medios. ¿O es que vamos a tener que meter en nuestras editoriales a periodistas y a críticos para salir en los medios?.

Hay una cosa que se llama justicia. El libro que aparece a toda página en Babelia este fin de semana ni siquiera ha salido al mercado. ¿Si en la editorial no trabajara Manuel Rico ni el dueño fuera otro periodista que trabaja para muchos medios, el éxito de reseñas relativo a otras editoriales similares sería el mismo?.

Efectivamente se me puede acusar de envidioso. Lo acepto. Me muero de envidia. Pero sólo por los resultados, no por como se llega a ellos.

Si las condiciones fueran las mismas para todos, me descubriría el sombrero. Pero no lo son. Me parece competencia injusta, perfectamente legal, pero absolutamente injusta para editoriales que llevamos muchos más años que ellos y no tenemos los medios para que un crítico sea nuestro director editorial, y nuestro socio un periodista, habitual de El Mundo, con una excelente red de contactos en toda la prensa española.

Como es legal y no se puede hacer nada, lo único que nos queda es quejarnos en voz baja, donde podamos, y tampoco levantar mucho la voz, no sea que les digan a sus amigos que nos tachen de las listas.

Anónimo dijo...

Yo creo, David, que te falta cierta paciencia. Los discos de música que más te gustan, ¿son los que te apasionan en una primera escucha o son los que van ganando con siguientes escuchas?.

Leer un poemario una sola vez y esperar captar todo lo que contiene muestra un exceso de confianza en ti mismo. Una de las cosas que distinguen la buena poesía es precisamente la capacidad de relectura que tiene, en lo cual se parece a la música.

Efectivamente hay poesía oriental aburrida, pero también la hay occidental. Me parece un simplismo considerar que lo oriental es aburrido y lo occidental no. Como si todas la voces de uno u otro lado fueran iguales. Las generalizaciones conducen a la miopía intelectual, y perdona que te lo diga, pero creo que estás en esa línea.

Pasa lo mismo con el cine. El cine asiático tiene múltiples caras, desde las películas más lentas pasando por películas de acción trepidante o incluso brutales películas de terror. Cada una con un ritmo distinto.

Pensar que casi tres mil millones de personas producen arte de una manera similar y aburrida te debería llevar a reconsiderar tu análisis. Es más, si tienes la suerte de tener amigos chinos o japoneses, por ejemplo, verás que son muy divertidos.

Saludos.

Anónimo dijo...

Pues he de admitir que he disfrutado del poemario. Efectivamente es algo repetitivo e incluso a veces aparentemente naif en sus reflexiones, pero tiene poesía, me emociona, y para mí eso es más que suficiente.

Creo que no podemos pretender leer siempre el Ulises de Joyce cuando compramos una novela o encontrarnos con San Juan de la Cruz cada vez que cogemos un poemario. Por doce euros, que carísimo está todo por cierto, he pasado un rato agradable leyendo las cosas que me cuenta un señor mayor, y como se ha dicho aquí, con la sabiduría de los niños y los animales.

Y sobre lo que comenta el editor, me imagino que ser editor de poesía debe ser un trabajo casi tan ingrato como el de ser poeta y, desde ese punto de vista, desde los más listillos a los más inocentes tienen mis respetos. Mucha gente no compramos los libros de poesía por las reseñas, que están más bien dirigidas a los egos de los editores y de los poetas. Mi lista de los siete mejores poemarios de 2007 sólo contiene dos libros reseñados. El resto son de editoriales que los grandes medios no sacan, me imagino que por las razones que todos sabemos. Me uno siempre a los inocentes, y entiendo tu frustración, aunque creo que hasta los más grandes, con la excepción quizás de una o dos editoriales, lo pasan un poco, o muy, mal.

Al chico de nombre bíblico prefiero no contestarle. Creo que la poesía, y las personas que somos poetas, en general, tienen mayor cultura y mayor respeto al trabajo de los demás. Aunque como en todo, siempre hay excepciones.

Un beso y paz a todos.

Anónimo dijo...

amigo, joan. una pregunta: si no compras los libros de poemas, entiendo que las novedades, por las reseñas o por lo que aparece en los medios ¿qué te lleva a fijarte en un libro concreto de la maraña de novedades? tengo mucha curiosidad.

Anónimo dijo...

Bueno, Jack, en realidad lo mío lleva cierto trabajo, pero como lo hago por placer, no me quejo.

Cada semana o dos visito dos o tres buenas librerías que quedan cerca de mi casa. Voy con tiempo, y con tiempo hojeo los libros que me dicen que han llegado de novedad.

Y la otra cosa que hago es chequear de vez en cuando las páginas web de una cuantas editoriales de poesía. Suelen tener un apartado de novedades y allí puedes al menos leer un par de poemas de cada nuevo libro. A veces esto me sirve para ir a la librería sabiendo ya lo que quiero leer con más paciencia en la tienda o, directamente, para comprarlo o pedirlo encargado.

Fácil para mí porque me gusta hacerlo pero comprendo que puede ser un coñazo para otros.

Creo que alguna vez esta página ha mencionado que iban a comenzar a hacer crítica de libros no reseñados pero que les hayan gustado. Os animo a que no olvidéis la idea, witteros

Espero haber saciado, al menos en parte, tu curiosidad, Jack.

Pepo Paz Saz dijo...

Por alusiones: soy Pepo Paz, el dueño y editor de Bartleby. Veo que llevábais muchos meses esperando que Babelia volviera a reseñar algún libro nuestro para volver a la carga. Qué desmemoriados que sois, de verdad. Podéis repasar los números editados por este suplemento en 2006 y 2007: dos críticas largas y un par de reseñas cortas son todo nuestro botín. ¿Que para algunos es exagerado con respecto a nuestros méritos? Tal vez, pero eso son cuestiones meramente subjetivas. Es decir, opiniones. No habría porqué convertirlas en insultos personales o mentiras. Espero que el pequeño editor ofendido tenga la dignidad de dar la cara cuando la Asociación de Pequeños Editores de Poesía en ciernes tenga la primera reunión. Reunión a la que, por cierto, estamos invitados como pequeños editores de poesía. Lo que somos en mayor medida. Descalificar el trabajo de comunicación que hace un servidor porque, además, sea colaborador de El Mundo y de unas cuantas revistas viajeras simplemente explica dos cosas: que dar palos de ciego es gratuito y que, por supuesto, no tiene ni idea de lo que implica el trabajo de colaborador free-lance. Que me cuente, ya puestos, el supuesto trato de favor que devenga mi colaboración en El Mundo con el número de libros reseñados en el suplemento El Cultural, por poner un ejemplo. En fin, colegas, que como siempre en este mundo de la poesía andáis buscando al enemigo en casa y os ciega la ensoñación. Hay que preocuparse más de hacer las cosas lo mejor posible y menos de lo que consigue el vecino con su trabajo. Insisto en algo que ya he dicho con anterioridad: Bartleby Editores cumple en 2008 diez años de proyecto y os puedo asegurar que no conozco personalmente a ningún responsable ni redactor que trabaje en Babelia, ABCD o El Cultural (por hablar de los medios madrileños). A ninguno. Y eso, aunque os pese, es tan cierto como que me llamo Pepo Paz y colaboro, desde hace nueve años, con El Mundo.

Ya os dije días atrás, por e-mail, que nosotros no vamos a participar en foros anónimos. Una vez más, y van dos en menos de un año, me veo obligado a desmentir las insidias que colgáis en el blog. Porque si los comentarios pasan vuestro filtro ¿por qué creéis no tener la responsabilidad de confirmarlos?

Por cierto, la última edición de "Tratado de urbanismo", del fallecido Ángel González, no es de El Bardo, en 1967, si no de Bartleby Editores, en 2006. Ya véis que los anónimos críticos aplican las mismas condenables prácticas que les gusta denunciar.

Por cierto, sí, hemos editado (en primicia mundial) la poesía completa de Kapuscinski. El genial Ryszard Kapuscinski. Nunca antes nadie, ni en su Polonia natal, había editado ese libro. Y esa parece ser la cosa que le disgusta a este pequeño editor y a sus anónimos voceros. Pues qué bien.

Addison de Witt dijo...

Resulta curioso, cuanto menos, que el comentario que pones vaya dirigido a nosotros, y no a tu compañero editor.

Es como si responsabilizaras, por los comentarios que lees a las noticias en elpais.es, a los redactores del periódico, y no a los miles de autores anónimos. Sería absurdo, ¿no?. Pues lo mismo.

Aquí, lo único que no permitimos es que la gente insulte. Por lo demás, cualquiera puede decir lo que quiera, sea más acertado o menos. Es la libertad de expresión, la misma que te permite a ti escribir en nuestro blog diciendo lo que te parece y utilizando términos que nada tienen que ver con la poesía como "voceros", que consideramos un insulto. Cada cuál es responsable de lo que escribe. Ni más ni menos.

De hecho, al final de los comentarios, solemos contestar a todo el mundo, e íbamos a contestar a este señor. Nos adelantamos en este caso.

Nosotros ya vimos un artículo sobre ese libro en el diario Público y entendemos que sobre todo sale, sin hablar de la calidad literaria porque la desconocemos, porque se trata de un gran periodista. El artículo viene firmado además por Ramón Lobo, que tiene nuestro máximo respeto, al que de una u otra manera hemos conocido por temas de antiglobalización, y que escribe lo que le da la gana, no lo que le dicta nadie, y menos un compañero. Así que no pensamos que en este caso la presencia de Rico como crítico tenga nada que ver. Fíjate lo lejos que estás de la verdad en este caso.

Si realmente quisiéramos buscarte las cosquillas ya nos habríamos enterado y escrito que eres periodista y colaboras con El Mundo, lo habríamos asociado con El Cultural...No sabíamos ni que eras periodista. No estamos interesados, lo sentimos.

Sobre Ángel González, la edición que se puso es la primera, por motivos meramente románticos, igual que en la portada de Cervantes Virtual también viene la portada de El Bardo, y no la de Bartleby o cualquier otra editorial que lo haya publicado. Ni el Cervantes Virtual os tiene inquina ni nosotros.

Y aunque no lo mencionas, no hemos reseñado el libro porque no era una reseña crítica y porque además el libro no está disponible.

Sinceramente esta vez creemos que te equivocas por completo. Atacas a quien no debes, si es que debes atacar a alguien, y sobre todo se vislumbra un odio en tu comentario impropio de alguien que le gusta la poesía. Dejar que la gente se exprese. No pasa nada. Y si tenéis que puntualizar algo, hacerlo, por supuesto. Pero quitaros ese odio que sólo os hace daño a vosotros. Sois la única de editorial de España con la que tenemos problemas. Mejor dicho, que vosotros tenéis problema con nosotros. Si desde luego sois así con el resto de editores, no es de extrañar que aparezcan comentarios como los vertidos en este blog.

Un poco de paz, de mano izquierda, es nuestro humilde consejo.

Saludos cordiales

Anónimo dijo...

Querido Pepo:

Desde luego, vosotros mismos quedáis perfectamente retratados con vuestras palabras. Así sois.

Anónimo dijo...

Como lector de este blog, me siento ofendido por su actitud ilógica, señor Paz, contra los Addison. Creo que debería usted de disculparse si su ego se lo permite. No hay que estudiar ni primero de periodismo para saber que las opiniones que se vierten en blogs o en páginas de Internet, no tienen nada que ver con las opiniones, en este caso, de los queridos witteros, de El País, de El Mundo o de la Gaceta Universitaria.

Si yo hubiera sido usted, habría aportado el dato de las reseñas que han tenido en dos años en Babelia y habría usted quedado como un señor. Este tratamiento de la información "en situaciones de crisis" lo debería de saber un periodista, creo.

No ha hecho usted un favor a sus autores saltando de esta manera, además. Este es un sitio de lectores de poesía, de clientes suyos.

Y por último, como lector de poesía, y de crítica de poesía, yo si quiero saber, señores de Witt, si el director de poesía de una editorial es crítico de un periódico, o si el dueño es colaborador de otro periódico. Es importante a la hora de hacer contracrítica.

Anónimo dijo...

Como un elefante entrando en una cacharrería. Qué metida de pata, y no creo que haya sido involuntaria. Vaya con el ego de algunos. Y la mala uva.

¿El comentario que hizo Joan antes defendiendo a todos los editores de poesía, por qué no lo ha mencionado tampoco?. Porque lo aprobaron los mismos que el comentario de su compañero editor.

En fin, me tengo que contener para no decirle lo que de verdad pienso.

Anónimo dijo...

Bueno, vaya personaje. No se merece que le hayáis aprobado el comentario. Es agresivo, hiriente, insultante...

Acabo de descubrir que mi editor es un sol. Nada como comparar.

Anónimo dijo...

gracias joan, todo un ceremonial lo tuyo :)

y vaya tela con el Pepo Paz, se le va un poco la olla,la verdad. Yo no me imagino a Chus Visor entrando aquí a regañar a nadie, y mira que le habéis metido caña y de la buena, como a DVD últimamente. Bartleby me gusta mucho, ha sacado buenos libros, aunque el diseño es poco menos que rancio (y eso que han mejorado); pero lo que me están cayendo de mal sus editores no os lo cuento... Manuel Rico, que está cortado con el mismo patrón que Paz, ya saltó como un tigre cuando aquella historia del también inefable López-Vega en su blog...

por cierto, Paz dice que no conoce a ningún crítico de Babelia, ¿no conoce a su propio director de colección? país de locos.

Anónimo dijo...

Muy bueno lo de que no conoce a su propio director de colección y crítico de Babelia, Jack.

Si, tienen mala leche esta gente. No aceptan las críticas, ni siquiera cuando no se les critica, como es el caso.

En fin, a mi la editorial tampoco me apasiona, ni lo contrario, aunque les he comprado libros de Sharon Olds, uno de Anne Michaels y otro de Auden, a parte de los del colega David González. A parte de David, la poesía española que sacan me interesa menos, y la extranjera a veces me parece poco interesante, con las excepciones de arriba.

Se merecen que no les compre un libro más pero aunque sea por los autores, seguiré comprando. Ahora bien, mi premio limón agrio a los editores 2007 va para vosotros, queridos. Alegrar esa cara y encajar mejor las críticas. O cambiar de negocio. Vais a convertir en héroe a Chus Visor, colegas.

Anónimo dijo...

Bueno, yo como tengo bastante genio, entiendo que a veces las personas perdemos la razón y decimos cosas que quizás no querríamos decir.

A mi la editorial me gusta, creo que hace un trabajo digno, como hacen la mayoría de editoriales de poesía, un negocio en el que no está metido ningún promotor inmobiliario ni ser parecido, luego no debe ser muy bueno.

Si en la reflexión en frío el editor piensa que puede haber sido excesivo e injusto en su comentario, quizás sea el momento de pasarse por aquí de nuevo y decirlo. Y si no, tampoco pasa nada. Como decía uno de vosotros, los autores no tienen la culpa de cómo son sus "jefes", y ni existe el jefe perfecto, y muchísimo menos el editor, y que me disculpe el mío. Creo que la gente de este blog es poco vengativa, así que os seguiremos comprando libros, pero por favor, sonreír.

Addison de Witt dijo...

Si os parece, vamos a dejar el tema aquí. Perdonar si a alguno de vosotros no le ha aparecido el comentario pero sabéis que los insultos y descalificaciones no son el objetivo de este blog ni nos gustan.

Respecto al editor, aunque no podemos poner su respuesta por las mismas razones, agravadas en su caso, si que nos gustaría dar su opinión sobre lo importante.

Entre lo que comenta, quizás lo más relevante por lo que se refiere a lo que decía el pequeño editor es lo que expresa respecto a sus relaciones como periodista y las reseñas: "Nosotros trabajamos todas las novedades con antelación suficiente: se crea un blog relativo al libro, se envían correos sucesivos a medida que se aproxima el momento de la salida del libro a distribución y, en función del interés que despierte el autor/libro en los medios especializados, se les facilitan unas galeradas. El resultado es dispar: la poesía de C. K. Williams ha salido reseñada en El Periódico de Catalunya, La Vanguardia, Qué Leer, Culturas de LNE y otro puñado de medios a los que pido perdón por olvidar ahora mismo (pero en ningún suplemento "madrileño"). Entre estos últimos los jaikus de Kerouac sólo despertaron el interés de El Cultural y Público; las poesías de Kapuscinski lo han hecho de momento de España a Chile (Babelia, ABCDe las Artes y las Letras, Público, adn.es y La Nación de Santiago de Chile). Y esto es el resultado de mi trabajo, no de mis relaciones personales."

Lo dejamos aquí si os parece. Gracias a todos por vuestra participación.

Anónimo dijo...

Poco o nada que añadir sobre el tema. ¿Y qué pasa con nuestro querido Corredor Mateos? ¡¡Se os olvida un comentario sobre nuestros coemntarios!!

Saludos libertarios y a sonreír, como dicen más arriba

Addison de Witt dijo...

Tienes toda la razón, anonimito. Disculpa.

La verdad es que de nuevo el nivel ha estado bastante alto, ¿no?.

Bueno, gracias a Eguzkine, que es un sol, como su propio nombre indica.

A luciérnaga, estamos de acuerdo en que José no es un buen recitador. Y además su poesía es muy austera, lo que hace difícil que conecte en un recital. Ojalá pronto acudas a otro recital que te llene más. Gracias por descubrirnos y por tus amables palabras. Eres un cielo. Besitos.

Respecto a David, lo comentábamos hace poco con Ander, que ha dado señales de vida, afortunadamente. Tiene pinta de provocador, ¿no?. Tu análisis nos parece muy generalista, muy de brocha gorda. La comparación con las estrellas de los 50 nos parece algo fuera de lugar. Por supuesto que Valente o Gil de Biedma escribieron mejores poemarios. Pero si cada vez que cogemos un libro buscamos un escritor o un poeta mejor, la frustración va a ser continua y enfermiza. Desde luego no opinamos que Corredor-Matheos sea un poeta mediocre. Creemos que le falta brillantez, pero entre la brillantez y la mediocridad hay pasos intermedios.

Contigo, anonimito, estamos muy de acuerdo. El poemario no es tan bueno como "El don de la ignorancia" pero contiene la sabiduría y simpleza de un niño que ha visto el mundo en una vida. Y la ternura que despierta la felicidad en un poeta de casi 80 años, en un mundo poético tan cargado de nihilismo como el nuestro, es también un valor poético.

A Viktor, a quien damos la bienvenida, estamos de acuerdo en lo que comentas como positivo. En los tres puntos que comentas como negativo, tenemos más dudas, en especial en los puntos primero y tercero. Nosotros sí vemos profundidad en los temas. Podemos estar de acuerdo en la insistencia sobre el mismo tema una y otra vez, pero sí vemos profundidad. A veces, los pensamientos son sencillos pero no igualaríamos sencillos a simples. Pasa lo mismo con su escritura. Como dices, a veces parece la escritura de un novel, pero creemos que esa forma de escribir es completamente voluntaria y forma parte del discurso poético del autor. Por eso, y conectando con el tercer punto, la voz de Corredor-Matheos sí que es una voz original dentro de su generación, mucho más realista y pesimista en general que la voz de este poeta. Otra cosa es que su voz sea importada del lejano oriente, pero lees un poema de Corredor y precisamente en seguida sabes que es un poema suyo. ¿Original?. Dentro de su generación, sí. Dentro de la poesía universal, evidentemente, un no rotundo.

De tu siguiente comentario, anonimito, nos quedamos para empezar con las recomendaciones de cine. El resto lo subscribimos al completo.

Bueno, Joan viene a decir un poco lo que hemos dicho nosotros. La apariencia puede ser naif, pero el fondo es más profundo de lo que puede parecer a simple vista.

Muchísimas gracias por la participación. Os recordamos, como no, que sigue abierto el plazo para votar a los mejores poemarios de 2007. Animaros, decídselo a vuestros amigos poetas y lectores, y mandar vuestras votaciones a: votarlibros@gmail.com

(a veces sentimos que deberíamos poner un cartel que indique "Publicidad" cuando hablamos de este tema :p)

Muchísimas gracias por vuestra participación.

Paz y amor a las mujeres y hombres de buena voluntad. Y sexo, arte, humor...